› ✧┆genau wie du und ich, irgendwie fängt irgendwann.
ˏˋ°•*⁀➷ el aquí no es aquí ☕🍂
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│❝ Cinco es egoísta y solo piensa en si mismo. Se preocupa por él y
nadie más. Nadie, menos el chico del 2019, por quien movió mar y
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No sabe bien cuanto tiempo ha pasado desde que despertó, pero tampoco le importa.
Mira al otro, con sus ojos cerrados, recostado en la almohada, con su bonito pelo negro cayéndole por los costados del rostro, sus labios rosados entre abierto. Se ve tan despreocupado ahora, tan distinto a los otros días. Por fin puede ver al mismo Cinco del que se enamoró, ese despreocupado y algo flojo.
Le lleva la mano hasta poder tocar suavemente su mejilla derecha, tratando de no despertarlo. Recibe un leve espasmo a su toque.
A petición del menor, no se metieron en la cama por el pudor que le daba. Se quedaron sobre las sabanas, en ropa interior, en donde durmieron como hace tiempo no hacían.
Le mira los labios hinchados, el cuello con marcas violetas, los antebrazos con leves rasguños y su pecho con varias mordidas. Estuvieron un buen rato dándose su cariño, para después besarse con ternura y dormirse.
La costumbre no se fue, ____ seguía siendo el primero en despertar y trataba de hacer que el otro lo hiciera con leves caricias.
Cierra los ojos y da un leve resoplido. Pese a ser temprano, el calor en Dallas empieza desde las diez de la mañana.
Ve que Cinco frunce el ceño entre sueños, mientras aprieta la funda de la almohada.
Se acerca y le da un leve piquito en los labios, antes de alejarse y sentarse en la cama.
Mira el suelo, buscando su ropa con la mirada y una vez encontrada, la quedo observando.
Ya no le dolían tanto los brazos, pero sí que el resto del cuerpo.
Se estira hasta alcanzar su camisa, dándola vuelta para ponérsela y buscando luego sus calcetines.
Cinco después despertó a la ausencia del calor del cuerpo del otro y los movimientos de la cama. Abrió los párpados, sintiendo como si hubiera dormido un siglo y con un pequeño dolor de espalda por haber dormido levemente entumido.
Se sienta en la cama, con la espalda apoyada en el respaldo de madera de este, aún adormilado y no logrando reaccionar a lo que había pasado antes. Siente el olor familiar a un perfume que nunca olió, pero que le produce una nostalgia abrumadora.
Ahí, tira la cabeza hasta que choca con la madera y luego gira la cabeza, viendo ahora la espalda desnuda del otro y como todos los recuerdos de anoche llegaron a su mente. Sonríe, y se estira hasta llegar a él, abrazándolo por detrás y apoyando su rostro en la curvatura de su cuello.
El menor suspira mientras se termina de poner el jeans, viendo al otro de reojo.
─No quería despertarte, perdón ─susurró, sintiendo la respiración cálida del otro en su cuello.
