› ✧┆genau wie du und ich, irgendwie fängt irgendwann.
ˏˋ°•*⁀➷ el aquí no es aquí ☕🍂
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│❝ Cinco es egoísta y solo piensa en si mismo. Se preocupa por él y
nadie más. Nadie, menos el chico del 2019, por quien movió mar y
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─"Yo no sé de pájaros, no conozco la historia del fuego...". ─recitó en farfullo que si no hubiera estado en una calle en la mañana sin autos ni gente, no se hubiera oído.
─"Pero creo que mi soledad debería tener alas"... ─terminó de la misma manera el otro, volteando a verlo, con los ojos levemente cerrados por el sol que le llegaba en la cara, sonriendo.
─¿Y eso?
─Cuando te decidías a bajarte el destilado solo porque se estaba perdiendo, recitabas los mismos versos una y otra vez; ese era el más común ─contó con cierta nostalgia, sonriendo ladeadamente.
_____ sonríe; cuando toma no se acuerda mucho al día siguiente.
─¿Por qué siempre me haces quedar como un borracho? ─reclama.
─No puedo ocultar algo que eres. ─dice Cinco sonriendo.
Recibe un codazo fuerte en el brazo por parte del menor.─Caes mal, Hagreeves.
Se apoyando en el auto de Vanya, mirando al edificio en el cual entró ésta junto a Luther, con la intención de verlo.
─¿Ese es el mono errático puño fácil que me habías contado por hermano? ─dijo, acercándose más para que el otro pudiera oírlo en medio de todos los gritos de hombres desaforafos por ver a otros tratar de matarse.
Cinco junta los labios y mira al frente, viendo a Luther siendo brutalmente golpeado por otro contrincante.
Tomándolo de la muñeca, se acerca para hablarle de la misma manera. ─Lo recordaba más agresivo...
Incluso dejó de moverse para mínimo no sentir el golpe tan fuerte. se deja golpear, inmóvil, pidiéndole al contrincante que siguiera y que mientras más fuerte lo golpeara mejor.
Nunca le gustaron las peleas y menos la violencia, y ver esto le hacía sentir náuseas.
─Y más digno... ─murmuró ____, viendo a Vanya con la misma cara de desagrado y sufrimiento que él.
Finalmente, tras varios golpes, gritos de la multitud y un certero golpe en la mandíbula que le dolió hasta a él, el desdichado gorilla termina por caer de espaldas en el ring, noqueado y cubierto en sangre y moretones.
Así que bueno, esperaban ahí desde hace unos cuantos minutos.
El menor mira las manos ajenas, blancas, delgadas, bonitas. Sube a su rostro, serio e imponente, sus ojos cansados y su cabello ordenado, impecable.
Nunca dejó de amarlo.
Pese a que de cierta manera guarda sus gotas de resentimiento fluyéndole por las venas cada que recuerda todo el tiempo que pasó en 1963 sin que Cinco diera la mínima intención de aparecer, también piensa en que no debe ofenderse por ello, porque de todas formas sabe mejor que nadie que Cinco hubiera hecho cualquier cosa -e hizo cualquier cosa- con el tal de verlo a salvo y volver con él.
