Capítulo XIII: En los linderos del reino (III/III)

77 14 111
                                    

Séptima lunación del año 304 de la Era de Lys

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Séptima lunación del año 304 de la Era de Lys. Fores, frontera este de Augsvert, cerca de las canteras de Heirdsand .

III

Soriana

A través de los ventanales abiertos llegaba el susurro lejano del mar y se mezclaba con las voces de varias personas que conversaban alrededor de una larga mesa de madera rústica.

Mientras bajaba las escaleras detrás de lara Moira, las cabezas de los que se reunían en el salón giraron hacia mí y la charla cesó.

—¡Soriana! —Keysa saltó de su silla y corrió hasta mí con una gran sonrisa llorosa en el rostro.

Tuve que sostenerme del barandal para no caer hacia atrás cuando ella se me arrojó a los brazos. La sentí sollozar en mi hombro, en tanto me ceñía.

—¿Qué pasa? No llores —le susurré contra sus cabellos dorados.

—Estaba muy asustada, creí que...

—Shh, tranquila, ya estoy aquí.

Keysa asintió y terminamos de bajar abrazadas. Aren se levantó y me miró con sus preciosos ojos verdes brillando en medio de una sonrisa. Los soldados que se encontraban allí, de inmediato, se arrodillaron igual que lo había hecho Moira un instante atrás. Me sorprendió ver entre todos ellos una figura conocida a quien no hubiera esperado hallar en esa pequeña reunión.

—Alteza, ¡Que las flores de Lys desciendan sobre vuestra cabeza! —dijeron los soldados al unísono con las cabezas gachas.

—Levantaos —respondí, mirando con curiosidad a esa otra persona inesperada—. Capitana Ivanara, no esperaba encontraros aquí.

La capitana de la liga de Herir me miró con el ceño fruncido y los brazos cruzados, en ella no existía ni una mínima fracción de la reverencia de los soldados. Al contrario, sus ojos castaños eran desafiantes. Aren, a unos pasos de ella, carraspeó y luego se me acercó.

—Soriana, ¿cómo te encuentras? —En su rostro sonriente había un poco de preocupación.

—Creo que estoy bien. —Me toqué el pecho vendado debajo del vestido, dolía, pero al menos respiraba sin dificultad.

Avancé hasta sentarme a la mesa con el resto. Ivanara no parecía conforme, no entendía qué hacía allí.

—Días antes de que volvieras a Augsvert, Ivanara se presentó ante Englina —empezó a explicar Aren, tal vez al notar mi desconcierto por la presencia de la mujer—, ella averiguó que el karl de la liga de Heirr está implicado en el secuestro de criaturas mágicas.

Tuve que esforzarme por no rodar los ojos. Que el karl de la liga de Heirr era corrupto era algo que Aren y yo nos cansamos de decirle en Vergsvert mientras nos tuvo prisioneros. Asentí con mi mejor cara de interés y continué escuchando.

Augsvert III: la venganza de los muertosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora