𝐍𝐢𝐠𝐡𝐭𝐦𝐚𝐫𝐞 » 𝑆𝑡𝑖𝑙𝑒𝑠 𝑆𝑖𝑙𝑖𝑛𝑠𝑘𝑖 ♡︎ 𝑇𝑊 ²

III

ABRÍ LA PUERTA DE LA VETERINARIA y el timbre de la puerta sonó, avisando que había llegado alguien.

—¡Espere un segundo!— Se escuchó desde la otra habitación.

A los segundos salió Deaton, quién me miró y me analizó con su mirada.

—Lexy, ¿A qué se debe esta inesperada visita?

Mordí mi labio inferior tratando de encontrar las palabras correctas. —Han pasado muchas cosas.

La cara de Deaton cambió por completo, si antes tenía un rostro serio, ahora tenía uno muy confuso.

—Toma asiento.— Habló. Yo obedecí y me senté en una de las sillas, Deaton tomó un banco que estaba por ahí y lo colocó frente a mí, para luego sentarse. —Cuentame.

Le conté absolutamente todo. Desde los susurros del hospital hasta lo de anoche.
Deaton no había dicho ni una sola palabra, solo había dejado que le contara todo.

—Además... fui a la biblioteca de la escuela hoy, y encontré este libro.— Hablé sacando el libro de las mariposas de mi bolso y se lo entregué.

Él lo analizó. —La mitología de las mariposas.— Leyó el nombre del libro.

—Oh, tu si pudiste descifrar qué decía.

—¿Crees que esto sea relevante?— Preguntó refiriéndose al libro.

—Supongo que sí. Quiero decir, no es coincidencia que ayer ví una mariposa que dejaba un rastro de oscuridad, que en el libro diga que están relacionadas con la muerte, y que Peter Hale me haya dicho que huele luto en mí.— Hablé con obviedad.

—Tienes razón.— Dijo y luego se quedó pensativo. —Déjame ver tus heridas.

Yo me posicioné de espaldas a él y me quité la blusa para luego mirar hacia atrás y comprobar que ya estaba viendo las heridas.

—¿Y bien?— Le pregunté, su silencio ya me estaba matando.

—Pues, es claro que no eres una mujer lobo.— Comenzó a decir.

—Gracias al cielo.— Dije soltando un suspiro de alivio.

—Pero no quiere decir que solo seas humana.— Habló Deaton cortando mi felicidad. —Han sanado por completo, si estuvieras sanando con regularidad hubieran sanado hasta dentro de unas semanas.

¿Qué?

—Pero... hace unos días seguían ahí.— Me puse de nuevo la blusa y lo miré.

Él mantenía su entrecejo fruncido, dándome a entender que estaba tan confundido como yo.

—¿Estaban ahí hace unos días?— Asentí. —¿Antes de la mariposa?

—Sí...— Dije dudosa.

Deaton se levantó de su asiento y comenzó a moverse de un lado a otro por toda la habitación, pensativo. Su inquietud a todo esto solo me estaba provocando más estrés y no ayuda.

—¿Deaton?— Pregunté ya irritada.

Me observó. —No puedo decirte con exactitud qué creo que eres o qué ocurre contigo, tendría que investigar primero.

No puedo explicar lo que sentí en ese momento, fue como un sentimiento vacío. No sabía si era lo que había sentido Scott tras la mordida, pero definitivamente no me gustaba. Solo me quedé mirando a un punto fijo.

—¿No le has contado a nadie?— Preguntó y yo negué. —Deberías hacerlo.

—Con mucho esfuerzo he logrado sobrellevar esto yo.— Lo observé. —No quiero que se preocupen por mí, no ahora que estamos preocupados por Lydia.