Te invito a salir de mí

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Te invito a salir de mí, de mi corazón, de mi pecho, de mi garganta de mi boca, de mis ojos, de mis pensamientos, de mi subconsciente. Te invito a salir de mí, no me digas que ya no puedes hacerlo, eso fue lo que dijiste, eso era lo que querías, aprende a tener poder de decisión.

Pero... ¿Sabes? Todavía hay algo que si quiero de ti, quiero que cumplas, quiero que como dijiste te vayas, que renuncies a mí, que ya no me busques, que me regreses mi paz, quiero tu rencor aunque yo no te haya hecho nada, quiero tu indiferencia, quiero miradas fría y no tiernas y cargadas de esperanza que me hagan dudar, dudar de mí, de mi decisión, de la ayuda que he recibido, dudar de lo que quiero construir y de lo que quiero dejar pasar.

Te invito a salir de mí, a olvidar y a dejarme olvidar. Deja de recordarme lo vivido, que semana tras semana me encargo de marchitar pero que de una u otra forma tú te encargas de revivir.

Te invito a salir de mí, y esta vez para siempre, no vuelvas a tocar la puerta, ya no sigas llamando, ya no me sigas confundiendo ni dejándome dudas. Ya por la puerta saliste, no hay marcha atrás.

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Reflexiones de una adolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora