Sonó la campanilla de la tienda y vi entrar a Luke. Quería que me tragase la tierra. ¿Cómo era posible que nos volviésemos a encontrar?
Luke se puso a la cola para pedir. Yo me intenté ocultar como pude tras Curro, pero la cafetería era muy pequeña y, sin duda, Luke me vería.
—¿Qué pasa, cariño? —susurró Curro en mi oído. Se había inclinado hacia mí y me puso un mechón de cabello detrás de la oreja.
Me estremecí. Negué con la cabeza, pero parecía que Curro sabía que me pasaba algo.
—Un batido de chocolate y un croissant, s'il vous plait —dijo Luke con perfecto acento francés.
"Claro —pensé—, eso lo habrá aprendido de su abuelo".
Curro se tensó en su asiento. Se le crispó la mano con la que sujetaba el batido.
—¿Qué ha dicho ese mamarracho?
Luke había pedido lo mismo que nosotros.
—Hostia puta —dijo Curro—, hostia puta, hostia puta, hostia puta.
Luke se sentó en una mesa cerca de nosotros, frente a la ventana. Empezó a beber su batido.
—Perdón por actuar así —me dijo Curro—. Sabes que odio la violencia, pero ese..., ese imbécil, ¿nos está copiando?
Puse la mano encima de la de Curro y apreté.
—No quiero problemas —le dije—, ¿podemos irnos?
Luke nos soltaba miradas disimuladas. Soltó una risita.
—Nos quedamos aquí —dijo Curro—. No tenemos por qué hacer caso a un homófobo. Si tiene algún problema, que me lo diga a la cara.
Continuamos con nuestra cita como si Luke no estuviera allí. Me ponía un poco incómodo que Luke no dejara de mirarnos y que pudiera escuchar todo lo que decíamos, pero sabía que no nos haría nada. Estaba... ¿celoso? No tenía ni la más mínima idea. Todavía no lograba entender a Luke.
Curro atrajo mi atención, acariciándome el dorso de la mano con el pulgar.
—¿Qué país te gustaría visitar?
Me quedé un momento pensando la respuesta. Siempre había querido visitar Italia, sus ciudades y sus museos. A Curro se le iluminó la cara.
—¿De verdad?, ¡yo también!
Cuando me di cuenta, habían pasado dos horas, y Luke aún seguía ahí, delante de un vaso y un plato vacíos. Miraba el móvil con cara de mal humor.
Curro también se dio cuenta.
—¿Pero qué hace ese loco? Vámonos, Sam.
Pasamos al lado de Luke, hacia la puerta. Le dije a Curro que no le mirase.
De pronto, sonó un estruendo. Asustado, di un salto. Curro me pasó un brazo por los hombros. El suelo estaba sembrado de cristales. Miré a Luke, que se llevaba las manos a la cabeza con cara de preocupación.
—¡Ay, perdón! Se me ha caído el vaso, espero que no os hayáis cortado. ¿Estás bien, Sam?
El camarero se apresuró hacia nosotros. Le dijo a Luke que no se preocupara y empezó a limpiarlo.
Curro le dirigió una mirada fría a Luke.
—Estás loco. Qué psicópata.
Me dio la mano y salimos del local.
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Noches de luna llena (Yaoi Hard +18)
Werewolf-¡Cállate! -gritó el chico lobo. -¿O qué? ¿Qué me harás? -dijo Sam, con las mejillas sonrojadas como un tomate. -Muchas cosas -gruñó, mordiéndose el labio-, muchas...