Calor y Confusiones

13.2K 720 291
                                    

Comí en silencio, lanzando de vez en cuando alguna mirada a Luke, sentado en el sofá viendo la tele mientras devoraba el filete que se había preparado. Sus padres no estaban por ninguna parte, así que estábamos a solas, y yo, más nervioso que nunca.

Él apartó los ojos de la televisión y los dirigió hacia mí. Sonrió otra vez, con aquella expresión amable que tanto me descolocaba.

—¿Aburrido, gatito?

—Eh... no. Estoy bien.

—Como quieras.

Nos quedamos otra vez en silencio. La televisión emitía reflejos azulados que bailaban en el rostro de Luke. Me fijé en su mandíbula marcada, sus ojos entrecerrados, y su postura arrogante, echado hacia atrás en el sofá, con ambos brazos detrás de la cabeza, jugueteando con el cabello teñido de la nuca. Por mucho que odiara reconocerlo, estaba bueno. 

—¿Qué pensabas? —preguntó, para romper el ambiente tenso que no sabía si realmente se había instalado en la habitación, o si tan solo formaba parte de mi imaginación. 

Nunca sabía qué esperarme. Un momento podía insultarme y tratarme mal, y al siguiente, dedicarme una sonrisa. No entendía en qué pensaba, ni cuál era su objetivo. En ese mismo momento parecía tan relajado, a pesar de lo que había pasado en el almacén del gimnasio... Me preguntaba cómo sería de verdad, si estaba jugando conmigo, o si debía preocuparme de sus amenazas. 

¿Quién coño se creía?

—No mucho —respondió, desde el sofá—. Simplemente estoy aburrido yo también. Y tengo calor.

¿Calor, en aquellas fechas? En la calle hacía un frío que me había obligado a llevarme una sudadera, aunque la temperatura de su casa fuera agradable. En fin, en algún momento tenía que darme cuenta de que mi nuevo compañero de clase estaba un poco ido de la olla. Ah..., vaya.

Se había quitado la camiseta. Mi primer impulso fue apartar la mirada, pero no pude evitar volver a dirigir la vista hacia él. Tenía los abdominales definidos, al igual que los bíceps, e incluso conseguía que se le marcase la V. Era todo un engreído, y no le importaba mostrarlo. 

Me dedicó una media sonrisa, recostado con las piernas separadas y los brazos descansando en el respaldo del sofá.

—Mm, ¿qué pasa? ¿Nervioso? —Se pasó una mano por el cabello despeinado, para apartárselo de la frente—. ¿Por qué?

Aparté la mirada, y la clavé en el filete que aún tenía en el plato. De repente se había vuelto la cosa más interesante del mundo. 

—¿Eh? ¿Por qué me ignoras? Estoy aburrido, aburridoo. —No respondí. Interpretando mi silencio como le vino en gana, volvió a hablar—. Al menos mírame.

Le hice caso, nervioso. Parecía que quería incomodarme a propósito. 

—¿Por qué no te sientas a mi lado? ¿Sabes?, no me gusta tener que gritarte porque estás a dos kilómetros de distancia. 

Ya, bueno. Eso por lo menos tenía sentido. Me senté a su lado, en el sofá, y miré lo que tenía puesto en la tele. Una serie policíaca conocida, durante una autopsia. Uf, prefería mirarle a él, por incómodo que fuera. 

De pronto, no le tenía a mi lado, sino encima. Me sujetó la barbilla con la mano y la empujó hacia arriba para obligarme a mirarle a los ojos. Dios, quería romper el contacto visual cuanto antes. No sabía qué era lo que tenía, pero me tensaba. 

—¿No quieres que juguemos un rato?

Tragué saliva. No entendía a aquel chico. 

Noches de luna llena (Yaoi Hard +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora