Dejé que mi mirada curioseara sobre los rasgos de Luke. Empezaba a acostumbrarme a que actuara sin mi permiso, así que ya conocía su perfil de memoria. Él escribía algo en la cartulina, con la lengua atrapada entre los dientes como si estuviera completamente concentrado.
Yo no podía concentrarme. Me resultaba imposible después de lo que había pasado. Estar a solas con él era lo peor que podía haber hecho. Debí haber cambiado de pareja en cuánto pude o...
Solté un suspiro. Pusiera las excusas que pusiera, estaba atrapado con él. Luke se quitó el cabello pelirrojo de la frente y me ofreció un rotulador negro.
—¿Sabes dibujar?
—Eh... no.
—Mierda. Vamos a imprimir fotos entonces.
Asentí con la cabeza. Él salió de la habitación un momento y volvió con un portátil caro. Me enseñó lo que había estado buscando: imágenes de personas creando intrincadas figuras humanas, pero en aquel momento no me podía importar menos.
¿Quién era él? ¿El que me hablaba en aquel momento, amable; o el que me había amenazado en el armario del conserje?
—Sam. Saaam.
Parpadeé rápido, volviendo a la realidad.
—¿Cuál está mejor? ¿Esta... o esta?
Le indiqué con un gesto rápido la primera imagen que me había enseñado, aunque ambas me parecieran iguales.
—Esto, Luke. —Levantó la vista del portátil hacia mí y esperó un momento antes de girar el cuerpo, dándole la espalda—. ¿Te puedo preguntar algo?
—Sí, claro. Dime.
Me incliné sobre la mesa, para intentar combatir la vergüenza. Me había hablado con un tono cálido y las luces del salón bailaban creando brillos en sus ojos. Tal vez era mi imaginación, pero parecía una persona diferente. Menos... cruel.
—¿Cómo te sientes acerca de mí? —Él frunció el ceño por un momento, por lo que me apresuré a aclarar—: No en ese sentido. Es solo que..., no sé. Parece que me odias, pero también actúas amigable. Solo quiero saber cómo comportarme delante de ti.
Llegué a imaginar que me podía haber imaginado todo, ese lado diferente de él, no tan agresivo. Ni siquiera era común en mí expresar mis emociones de una manera tan clara y a lo mejor no había valido la pena. Pero él se apoyó hacia atrás, pensativo.
Cuando habló por fin, su voz no sonó como la habitual. No entendí por qué. Aquello de las máscaras me confundía. No sabía en qué momento mentía o decía la verdad.
—¿Bro, qué vas a ser? Un compañero de clase, nada más.
Oh.
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Noches de luna llena (Yaoi Hard +18)
Hombres Lobo-¡Cállate! -gritó el chico lobo. -¿O qué? ¿Qué me harás? -dijo Sam, con las mejillas sonrojadas como un tomate. -Muchas cosas -gruñó, mordiéndose el labio-, muchas...