Murmullos y Rumores

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Llegué tarde a clase, sin haber tenido tiempo para desayunar. 

Teníamos que entregar el trabajo de educación física, pero lo tenía Luke. Y no iba a preguntarle si lo había traído o no. Dudaba que decidiera hablarme y yo no iba a hacerlo por mí cuenta.

Pronto me di cuenta de que el único que estaba pensando en el trabajo era yo. Toda la clase cuchicheaba algo.  Quise preguntarle a Jack si sabía algo, pero, como de costumbre, había faltado. En vez de eso, me acerqué a Liz.

—¡Sam!

Ella esbozó una sonrisa brillante al verme, tan emocionada como siempre. Se colgó de mi brazo. Su diadema de osito rozaba contra mi hombro.

—Pensaba que hoy no ibas a venir a clase.

—¿Eh, por qué no iba a venir?

Al mirarla bien me di cuenta de que su sonrisa solo alcanzaba sus labios. Los ojos estaban tristes. Se rascó la nuca.

—Oh, bueno. Ya sabes, por eso.

—¿Por eso?

—Joe, sí. —Frustrada, apretó las manos en puños débiles a ambos  lados del cuerpo—. Por Luke.

Murmuré una despedida y una disculpa y me aparté de ella. Luke estaba sentado sobre su mesa, apoyado hacia atrás sobre las palmas de las manos. Entrecerró los ojos al verme.

—¿Todo bien, gatito?

—Cállate —gruñí—. ¿Qué ha pasado?

Se encogió de hombros.

—No me lo quieren decir.

—Y los huevos que te voy a creer.

—Nos afecta a los dos —dijo Luke, con un tono de voz suave y juguetón—. ¿Qué crees que es?

Estaba harto de él, de sus juegos y provocaciones. Me acerqué dos pasos.

—¿Que resulta que sí que te van las pollas?

Se tapó la boca entreabierta con el puño y apretó con fuerza.

—No proyectes tus mierdas en mí, marica.

Sentí aquello como un golpe en el pecho. No le había pegado nunca, mientras que él se había atrevido s empujarle e incluso a abofetear a mi mejor amigo. Cogí impulso y cargué contra él. Luke cayó hacia atrás dando una voltereta y se golpeó en la espalda de forma dolorosa. 

Me senté sobre él.

—Pues deja de hacerlo tú, zampabollos de mierda.

Agarró mi muñeca duramente. Me iba a tirar, cuando lo solté todo.

—Esa es la respuesta, ¿no? Por eso me odias. Porque te gustan los...

Me empujó y me sacó de encima de él.

—Yo no soy como tú. No me toques.

Julio se acercó a nosotros y nos separó por la fuerza.

—Tú, no deis el espectáculo, pedazo de marranos. A nadie le importa si estáis follando o no.

Le dirigí una mirada acusadora al Rulas. Me sonrió, con los ojos otra vez inyectados en sangre. Estaba seguro: me había visto salir de casa de Luke.

Noches de luna llena (Yaoi Hard +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora