Huang Renjun miró la foto en el periódico con lágrimas de tristeza saliendo de sus ojos. Era una foto de Mark y una mujer rubia llamada Emma Johnson, en un evento de gala en el museo de arte local, la foto había sido tomada la noche anterior.
Era realmente una hermosa foto de Mark y Emma. Estaban abrazados, riéndose de algo que el fotógrafo les dijo. Parecían felices. ¿Por qué no habrían de serlo? Según el artículo del periódico, Mark pediría a Emma casarse con él en cualquier momento.
El único problema que Renjun tenía con esta cosa, era que Mark era su pareja, era de él. Renjun había sido su amante y vivido con Mark durante los últimos cinco años. Compartieron todo... Su casa, su vida... su amor.
¿Entonces por qué está el nombre de Mark junto a alguna modelo de pasarela en vez del suyo? ¿Acaso era porque los dos eran hombres? Había oído esos argumentos de Mark de vez en cuando.
Mark estaba básicamente en el closet.
Mark no tenía ningún problema en estar con Renjun, presentarlo a sus amigos y familiares más cercanos. Simplemente no quería a Renjun involucrado en la parte pública de su vida. Dijo que la gente aún no entendía a dos hombres que se amaban, a dos hombres que vivían juntos, que ellos no querrían hacer negocios con alguien que fuera abiertamente gay.
En un primer momento, lo entendió. Estaba feliz de tener a Mark en su vida. Pero con el paso del tiempo, Mark estaba cada vez menos en su vida. Había más viajes de negocios sin Renjun, más cenas de negocios sin Renjun y en definitiva más todo sin Renjun.
Todavía no había visto a Mark en más de una semana y eso que ellos vivían juntos. Actualmente, Mark estaba en algún viaje de negocios, volviendo a casa brevemente para algún evento de gala, pero quedándose en un hotel. Mientras Renjun estaba en su casa, esperando a que Mark se acordara que existía.
Miró la foto de nuevo antes de dejar caer el periódico en la mesa. Su corazón dolía. Mark ni siquiera había llamado para decir que estaba en la ciudad, y mucho menos había vuelto a casa para verlo. Se preguntó si Mark se acordaba que tenía a alguien esperando en casa.
Sabía que se estaba engañando a sí mismo. Lo había visto desde hace mucho tiempo, sin querer dejar al hombre que era dueño de su corazón. Pero la verdad estaba sentada allí en blanco y negro. Su relación con Mark prácticamente había terminado.
Dejó escapar una risa histérica cuando se preguntó si Mark incluso se daría cuenta si de pronto un día Renjun ya no estaba... probablemente no.
Tenía a Emma para hacerle compañía. No necesitaba de Renjun.
Sabía que era un masoquista cuando agarró el teléfono y llamó al celular de Mark. Simplemente no podía dejar ir cinco años sin tratar por una última vez de salvar algo.
―¿Hola?
―¿Mark?
―Hola bebé ―Mark dijo con una voz llena de tensión. Renjun inmediatamente sintió que no debería haber llamado, como si fuera una incomodidad para el hombre para quien debería significar todo.
―¿Estás ocupado? ―Esa fue una pregunta estúpida. Mark estaba siempre ocupado.
―Tengo una reunión en unos... diez minutos... ¿Qué pasa?
―Bueno, no te he visto desde hace una semana. Ni siquiera llamaste en dos días. Quería asegurarme de que todo estaba bien. Yo estaba preocupado por ti.
―Estoy bien, Renjun. He estado ocupado. Tú sabes eso.
Carajo, Mark parecía molesto.
―¿Cómo fue la cosa en el Museo de arte la noche pasada? ―Se preguntó si la conexión cayó cuando Mark no le respondió inmediatamente. ―¿Mark? ¿Sigues ahí?
―Sí, estoy aquí. Mira, Renjun, me tengo que ir. Te llamaré esta noche y podemos hablar, ¿De acuerdo?
El corazón de Renjun dolió. Sabía que Mark no lo llamaría. Mark odiaba las escenas emocionales. Él esperaría unos días para ver si Renjun ya había olvidado el asunto.
―Sí, está bien. Te amo, Mark.
―Sí, yo también, Renjun. Hablamos en la noche .
Renjun escuchó los sonidos del silencio cuando Mark colgó.
Incluso no había dicho adiós. Siempre parecía ser así. Simplemente, nunca tenía más tiempo. Renjun sabía que estaba ocupado, que su negocio era importante para él.
¿Pero acaso Renjun no era importante también?
Colgó y miró alrededor de la hermosa casa en la que vivía. Era grande y muy moderna, todo negro y blanco y cromo. Todo en ella era perfecto, hasta la última cosa.
Y Renjun odiaba cada centímetro de ella.
Era curioso, la casa era el orgullo y la alegría de Mark. Él amaba la casa y todo lo que contenía. Incluso contrató a un diseñador de interiores para decorarla. Renjun se había ofrecido para decorar el lugar, pero Mark quería hacerlo correctamente. Renjun no tenía ni voz ni voto en nada de esto, ni siquiera pudo opinar sobre su habitación.
Una cosa más para dejar saber a Renjun que jamás sería un elemento permanente en la vida de Mark. Se sentía como si hubiera sido golpeado contra una pared. No podía entender por qué se había quedado tanto tiempo. Había tantas señales de que no era deseado.
Mark ni siquiera había ido a la ceremonia de graduación de la universidad de Renjun hace seis meses. Estaba en un viaje de negocios en Nueva York y no pudo regresar a casa. Se comprometió a recompensar a Renjun. Renjun todavía estaba esperando por esa recompensa.
Podía contar con las dos manos el número de veces que realmente había visto a Mark en los últimos seis meses. Oh, Mark lo llamaba cuando podía y enviaba flores cuando se olvidaba de alguna cosa. Pero nada de esto contaba, si Mark no estaba.
Alguien dijo una vez que una relación podría durar mucho tiempo si podía resistir cinco años. Mark y Renjun completaron cinco años de relación hace dos semanas. No parecía que duraría mucho más.
Tal vez era hora de contar sus pérdidas y seguir adelante. Estaba cansado de ir a la cama cada noche solo, no tener a alguien con quien hablar y pasar tiempo. Estaba cansado de no ser lo suficientemente importante.
Casi saltó cuando el teléfono sonó unos pocos minutos después de que había colgado. Tal vez era Mark. Inclinándose rápidamente sobre la mesa, cogió el teléfono.
―¿Hola?
―¿Renjun?
―¿Mamá? ―¡Mierda! No era Mark.
―Renjun, tienes que volver a casa, hijo —Renjun escuchó como la voz de su madre se quebraba.