Mark colgó el teléfono, mirándolo por unos momentos. Sabía que tenía que pasar más tiempo con Renjun, pero él de verdad estaba muy ocupado. Su negocio estaba a punto de convertirse en una empresa de millones de dólares.Había trabajado muy duro para llegar a este punto, casi toda su vida. Sólo necesitaba un poco más de tiempo y todos sus sueños se harían realidad. Tendría el negocio que siempre había soñado, el dinero para vivir una buena vida, y el hombre que amaba a su lado.
Todo estaba a su alcance. Casi podía saborearlo. Ahora, si Renjun pudiera simplemente darle un poco más de tiempo para hacerlo. Sus llamadas telefónicas estaban empezando a resultar aburridas. Renjun siempre quería saber las mismas cosas. ¿A qué hora Mark estaría en casa? ¿Cuándo él llamaría? ¿Qué estaba haciendo?
Mark estaba empezando a sentirse aprensivo cada vez que Renjun llamaba. ¿Cómo se suponía que iba a concentrarse en el trabajo cuando Renjun lo llamaba constantemente, molestándolo y exigiendo su tiempo? ¿Él no entendía que Mark estaba trabajando para construir una vida para los dos?
Sacudiendo la cabeza, Mark puso el teléfono en el bolsillo de la chaqueta. Tendría que llamar a Renjun otra vez esta noche y escuchar de nuevo una historia larga sobre cómo Renjun lo echaba de menos y quería saber cuándo volvería a casa.
Tenía la certeza de que Renjun era un ser muy emocional. Renjun siempre lo fue. Mark amaba a Renjun con todo su corazón, pero a veces se preguntaba cómo terminaron juntos. Renjun era tan opuesto a Mark como podía ser.
Mark era conservador. Vestía trajes en el trabajo, pantalones y camisas en el tiempo fuera del trabajo, y pijamas de seda cuando dormía. Renjun aún no trabajaba, por lo que no le importaba, pero por lo general llevaba pantalones vaqueros y camisetas. Y Mark no recordaba de haberlo visto nunca usar algo para dormir.
Mark prefería un whisky antiguo y una buena mesa. A Renjun le gustaban las parrilladas en el jardín, y no bebía. Mark conducía un Cadillac 2012. Renjun conducía un Jeep de por lo menos diez años de antigüedad. Mark no decía a la gente que era gay. A Renjun no parecía importarle lo que otros pensaban.
Eran tan diferentes como podrían ser. La única cosa realmente que tenían a su favor era su profundo amor por el otro... y el sexo. El sexo con Renjun no se parecía a nada que hubiera experimentado antes. Era algo a lo que Mark nunca quisiera renunciar.
Sus cejas subieron cuando trató de recordar cuándo fue la última vez que verdaderamente había hecho el amor con Renjun. Mark sabía que había sido algún tiempo, pero ¿Había pasado tanto tiempo que ni siquiera podía recordar?
Quizás Renjun tenía razón. Tal vez era hora de volver a casa por un tiempo y pasar algún tiempo juntos. Si pudiera pasar la última serie de reuniones, se podría programar un tiempo para ir a casa, tal vez quedarse hasta un par de días.
―Sr. Lee el Sr. Jeong quiere discutir la fusión de la empresa con usted. Él tiene una pregunta acerca de las acciones de crédito a los empleados ―dijo Elissa, la asistente de Mark, cuando ella entró en la sala después de golpear por unos momentos.
Mark dejó salir el aire de los pulmones en una respiración profunda.
―Está bien, ponlo en el teléfono.
―Ok. Ah, y el señor Moon quería saber si ha tenido una oportunidad de ver los documentos enviados por él.
Mark movió la cabeza, agarrando el archivo.
―No, pero estoy en eso.
Elissa se volvió para irse, deteniéndose cuando Mark la llamó.
―Elissa, ¿Me harías el favor de enviar algunas flores para Renjun? Algo bonito... tal vez algunas margaritas.