―Por favor, por favor, contesta, Mark.Renjun murmuró mientras marcaba el teléfono celular de Mark por décima vez. Oyó el teléfono pitando varias veces, y luego el correo de voz de nuevo. Esperando el pitido, dejó un mensaje pidiendo a Mark llamarlo.
En la última semana, cada vez que intentaba llamar a Mark el hombre no estaba disponible. Incluso su asistente, Elissa, no podía obtener una respuesta de él. Había dejado mensaje tras mensaje tanto a Elissa como al teléfono celular de Mark. Pero él aún no tenía noticias de Mark.
No sabía por qué estaba sorprendido o herido por esto. Él sabía que las cosas estaban mal entre ellos, pero al menos esperaba que Mark estuviera allí por él ahora. No era como si estuviera pidiendo a Mark venir a casa porque estaba aburrido.
Su única hermana, Fei, y su esposo Jiho habían muerto en un accidente de coche hace una semana, dejando a sus dos hijos huérfanos detrás. Chenle acababa de cumplir dos años, y Yizhuo, la bebé no tenía incluso ni un mes de edad.
Gracias a Dios, los niños habían estado en la casa de sus padres para que Fei y Jiho pudieran salir para su primera cena desde que la bebé nació. Ahora, Renjun tendría que cuidar de dos niños pequeños.
Sus padres eran muy viejos y no tenían otros parientes lo suficientemente jóvenes como para cuidar de dos niños pequeños.
Jiho, el marido de Fei, había perdido a sus padres unos años atrás y no tenía otros parientes.
Eso dejó solo a Renjun.
Renjun no tenía idea de lo que iba a hacer. Quería hablar con Mark, para pedir su consejo. Pero Mark no respondía a sus llamadas telefónicas. Ni siquiera había llamado aquella noche, como había prometido.
¿A quién engañaba? Renjun había tratado de dejar pasar esto, pero ahora, con los niños, eso no era una opción. Él tendría que esforzarse y hacer lo que su familia necesitaba, y tendría que ser un padre para estos dos niños pequeños. No había otra opción.
No era como si pudiera llevar a los niños a casa y esperar a que sea mejor. Mientras Renjun siempre había esperado por los niños, Mark no tendría tiempo para ellos, del mismo modo que no tuvo tiempo para Renjun. No, sólo era mejor para Renjun terminar las cosas ahora, antes de que los niños empezaran a ser dependientes de Mark así como lo era él.
Renjun regresó al ordenador de su madre, y miró la carta de aceptación que él estaba por enviar. Había hecho un pedido de trabajo un par de días atrás y recibió una oferta casi de inmediato.
Era una posición de abogado en un bufete de abogados. Era en el otro lado del estado de donde vivía con Mark, donde vivían sus padres. No pagaban demasiado, pero aún así podría mantenerse a él y a los niños. Había hecho una entrevista telefónica, impresionado con el abogado para el que estaría trabajando. Parecía un gran trabajo.
Antes de que pudiera cambiar de opinión, Renjun hizo clic en el botón de envío, aceptando el trabajo. Mientras observaba el envío de e-mail en el ordenador, sintió lágrimas caer por sus mejillas. Bueno, eso fue todo. Todo lo que él tenía que hacer era encontrar un lugar para vivir, guardar las pocas pertenencias que tenía, y trasladarse con los niños.
No debería tomar mucho tiempo. Renjun no tenía mucho, ni muebles. Él había donado la mayor parte de lo que tenía cuando se mudó con Mark. Tenía sólo su ropa y algunos objetos personales. Todo lo demás pertenecía a Mark y Renjun no quería nada de eso. Cuantos menos recuerdos llevara con él, más rápido sería capaz de olvidar.
Al menos ese era el plan.
―¿Renjunnie? ¿Qué estás haciendo querido? ―La madre de Renjun preguntó mientras entraba.