Capitulo 6 Eres tú

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DESCONOCIDO 

Cierro los ojos y me pongo realmente en la fantasía. Gimo mientras siento que el placer se dispara por mi columna.

—Di que eres mía - Le susurro. 

—Soy tuya — Su carne, tan rosada y húmeda, brillaba bajo la tenue luz. Estaba tan lista para mí. Solo para mí. Su espalda estaba arqueada, y sus pechos estaban empujados hacia adelante, las puntas rosadas, duras. Me suplicaban por mi boca, para que los probara, para que pasara mis dientes y mi lengua a lo largo de las duras cumbres. Pero no podía moverme. 

—Tócate para mí, muchacha Evangelina - Obedeció tan bien que se llevó una de sus manos a la boca y se frotó los dedos a lo largo de la costura de sus labios. Lentamente, mientras me miraba, chupó uno, luego dos dedos, imitando el acto de darme una mamada. Dentro y fuera movió los dedos entre sus labios rojos y llenos. Cuando se los quitó, un estallido resonante llenó la habitación y provocó que mi polla se sacudiera violentamente. Movió los dedos hacia su coño y contuve la respiración. Vi como jugaba con su clítoris, frotando el capullo entre los dedos y haciendo estos pequeños sonidos en su garganta. 

Era hermosa, y reclamaría ese coño como ningún otro lo había hecho antes. Un duro gemido me dejó cuando deslizó sus dedos por su clítoris, hizo un círculo en el agujero de su coño, y luego los metió profundamente. Contuve la respiración mientras ella metía y sacaba los dedos. Segundos de tortuoso placer me bañaron mientras la miraba. Su alto gemido llenó la habitación. No pude soportarlo más. Casi me arranqué la ropa y me fui con ella. Sacó los dedos de su coño y me los mostró. Codiciosamente chupé esos brillantes dedos en mi boca, probándola, emborrachándome con el sabor de mi lengua. 

Dejé escapar un sonido áspero cuando llegué en mi mano, mi semilla cubriendo mis dedos, mi placer tan alto que nunca volvería a tocar el suelo. Abro los ojos, exhalando con dificultad, tan malditamente necesitado por ella incluso después de agotarme, que sé que estar con Evangelina será mejor que cualquier cosa que hubiera experimentado. Y estaba cansado de esperar.

He esperado por mucho tiempo, y es hora de que reclame lo que por derecho me pertenece. 

EVANGELINA 

Me encuentro en mi habitación, me acabo de dar una larga ducha, de esas que me gustan a mí, donde el placer y la lujuria se apoderan de mí de mis sentidos y de mi cuerpo, estaba teniendo últimamente una mala relación con el sexo. Desde aquella vez que estuve con Mark y le dije que solo quería algo casual no volví a verlo, las cosas tampoco iban bien con Richard, había comenzado una relación con unas de las empleadas de la compañía y ya no quería venir a mi oficina cada mañana, después estuvo aquel 15 de agosto que fue una locura. Pero mis vecinos terminaron por mudarse, así que no pude coger más con ellos. 

Me siento en la cama, llevo las manos a mi cabeza, doy un largo suspiro, a mi cabeza se me viene la imagen de aquel chico, nunca más supe de él, pero... ¿Cómo iba a saberlo? Lo había confundido con un imbécil que dejó de escribirme, cuando le conté lo que había pasado. 

Me tiro en la cama, miro al techo ¿Qué estaba pasando conmigo? ¿Por qué no dejaba de pensar en él? Lo busco en todos lados, en cada cogida que tenía con alguna persona se hacía presente, cuando me tocó lo hago pensando él, sueño cada noche con que me vuelve a hacer suya, me imagino sus manos recorriendo mi cuerpo, siento sus labios besando los míos, siento su miembro entrando en mí, me estaba enloqueciendo, cada vez que cierro los ojos me lo imagino a él, se ha vuelto como una obsesión. 

Siento como celular vibra y eso me hace salir de aquellos vagos pensamientos, me levanto y lo tomo, miré la pantalla.

LLAMADA ALEXA 

DIARIO DE UNA NINFOMANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora