CAPITULO 52 ¡MALDICIÓN!

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AGUST

Moría de aburrimiento en esta reunión de mierda. No sé ni para que vine, sabía que era una pérdida de tiempo. Tendría que estar a esta hora en la cama follándome duro a mi mujer.

Tenía autocontrol, demasiado, tenía que felicitarme por eso, ella no sabe lo que causa en mi cada vez que me suplica que me la folle, la polla se me endurece, me duele y tengo que durar después horas en el baño, bajo el agua fría esperando a que se me baje la erección.

Verla como me bailó ayer, como me seducía, como me rogaba que la dejara tocarme y que la tocara, estaba acabando conmigo, estuve a nada de arrancarle el maldito vestido y penetrarla hasta hacerla gritar. Queria que se diera cuenta que como yo nadie. Y es que nadie se la va a follar como yo, nadie le dará los orgasmos que le doy yo.

Me costó horrores tenerla de nuevo durmiendo a mi lado y no reventarle ese coño toda la noche. Sentirla en la mañana restregándome el culo tan delicioso en la polla, fue lo mejor, está muerta por mí, está necesitada y maldita sea yo tambien estoy urgido por ella.

Muero por partirla en dos.

Esa maldita ninfómana de mierda me tiene completamente jodido, si supiera el poder que tiene sobre mí, no hubiera dejado escapar esas palabras, no puedo negar que me ardió oírla decir que era uno más.

Yo no soy uno más, yo soy único en esta especie humana, soy alguien superior, nada se compara conmigo.

Me sobo la maldita erección, por debajo de la mesa mientras siguen hablando de cosas que me interesan una mierda, estoy cargado, llevo días sin follar. Lo peor es que no me provoca estar dentro del coño de otra mujer, quiero el de la mía, quiero enterrarme en el maldito coño de mi mujer.

Porque es mi mujer.

Mia.

Siempre mía.

Me pertenece desde el día uno que llegó a mi casa y la vi.

-¿Pensando en la rubia? – La voz de Travix me trae de vuelta. Lo miro con recelo.

Esta mañana estuve a punto de cortarle la polla por dejar que Eva se la viera. ¿En qué puta cabeza cabe salir en toalla cuando sabes que la mujer de otro está en tu casa? Solo a él.

El maldito marginal se salvó porque lo necesito vivo, es una pieza fundamental en el trabajo que realizo.

-¿Además de la polla quieres perder la lengua? – Le digo sobándome el puente de la nariz.

Veo como se tensa. No puedo negar que me divirtió verlo rogarme, ver ese miedo en sus cada vez que me le iba acercando como una fiera cuando va a cazar a su presa, fue divertido. Los gritos de ayuda que le pedía a mi mujer. El maldito sabe que ella era la única que lo podía salvar.

-Ya te dije que fue un error ¿Vale? – Me dice.

-Error que no quiero que se vuelva a repetir – Le digo serio.

-Aprecio a la rubia, pero necesito que se vaya de mi casa, tenerla allí es un dolor en el culo ahora. No tengo privacidad, además, ya estuve a punto de perder mi preciado armamento – Lo veo sacudirse como si le hubiera dado un escalofrió decir eso.

-Solo ten más cuidado, además, no creas que yo me siento a gusto de que se queden solos.

-¿Celoso? – Me pregunta con una sonrisa arrogante.

-¿De quién? – Arqueo mi ceja - ¿De ti?

-Sabes que tengo lo mío, puedo volver loca a cualquier mujer – Dice airoso.

DIARIO DE UNA NINFOMANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora