Su emoción era demasiada en verdad, aunque a veces lucia sumamente serio en este momento era el más feliz de toda la faz de la tierra. Llevaba nueve meses esperando con gran paciencia la llegada de su bebé.
De hecho en la manera en que se enteró de que se convertiría en padre fue de una manera tan tierna que hizo que la escena se convirtiera en algo tan memorable para ambos, que las lágrimas de emoción no dejaban de aparecer.
- Jay, mi amor - el mensaje le llegó.
- ¿Qué pasó? ¿Estás bien? ¿Sucedió algo? - respondió con inquietud por la respuesta.
- Estoy bien, cariño. De hecho mejor que nunca, pero quería saber si tardarás en llegar a casa, es que... Ya te extraño - leyó haciendo que de inmediato le surgiera una tremenda sonrisa de enamorado.
- Ya estoy en camino, ¿quieres que te lleve algo? - preguntó antes de subirse al automóvil.
- No, amor. Sólo quiero que llegues pronto -
- Está bien, princesa. Llegó pronto -
- Ven con cuidado, te amo -
- También te amo, mi amor - mandó antes de dejar el móvil a un lado y tomar camino hacia casa.
No más de treinta minutos pasaron cuando Jay yacía llegando a la casa, pero justo se detuvo para comprar un ramo de flores, tan coloridas que se miraban tan bonitas.
Guardo las flores por detrás de su espalda y abrió la puerta dispuesto a sorprenderte, estaba oscuro y en su campo visual no pudo encontrarte así que feliz y emocionado, cerró la puerta con lentitud y delicadamente hasta que un tenue sonido de melodías capto su atención y salió directo al lobby, encontrándose con una mesa en el centro, iluminado con dos velas por el centro de la mesa, la música y a su más bella novia. Quedó sorprendido pero pudo notar que tu sonrisa y emoción estaban desbordandose.
- ¿Son para mí? - preguntaste con una enorme sonrisa sobre tus labios.
- Son para ti, mi amor - dijo de igual manera haciendo entrega del ramo de flores y dejando ya un casto pero delicado beso.
Al separarse, tomados de la mano fue como juntos fueron hacia la mesa preparada, y confuso preguntaría.
Aunque te adelantarias....
- Seguro preguntarás por qué todo ésto -
- ¿Que es todo ésto? -
Dijeron al mismo tiempo causando unas risillas divertidas en ambos.
- La causa de todo esto es por qué nos gustaría darte una noticia - la sonrisa era aún más enorme y la emoción se notaba hasta por los poros de la cara.
"Nos gustaría" pensó unos segundos cuando volviste hablar.
- Así que preparamos está cena - justo colocó una caja blanca haciendo que su curiosidad de lo que podría contener, fuera aumentando.
Quería saber por qué tanto misterio en toda una cena, pero le gustaba que le hayas preparado su comida preferida para él.
- ¿Que es ésto? - cuestionó, tomándola entre sus manos e intentando decifrar su contenido.
- ¡Ábrelo y lo sabrás! -
Obedeció y pudo ver un sobre que no tardó en abrir, se tomó un par de minutos para leer lo que decían las hojas y notar que lo que cuyo papel decía era la prueba de embarazo de su novia.
- ¿Es enserio? - fue lo único que pudo formular al momento.
- ¡Sorpresa! -
La mirada de Jay de asombro fue lo más hermoso de la vida, que no podía creerlo aún, se levantó y fue directo abrazarte.
- Jini - las manos sobre el vientre acariciándolo daba entender que sería niña - y yo queríamos que esto fuera especial para ti - terminaste de decir.
- Me hicieron aún más feliz con esta noticia. Mi reyna y mi princesa, las dos mujeres que amo en este mundo entero - dijo para finalizar con una acaricia sobre el vientre y un beso tan delicado y lindo como el mismo cielo.
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