XVI

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No recordaba que ya tenía este capítulo escrito. Así compenso la tardanza del otro.

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Han Jisung

— ¿Por qué tengo que venir yo también?

Pregunta Minho, apoyando su peso en el carrito de la compra sin dejar de caminar, siguiéndome de cerca.

— Porque prácticamente vives en mi casa y no pienso dejarte solo en mi cuarto

— ¿Por qué?

Le miro con las cejas elevadas y añado un paquete de manzanas en el carrito.

Mi tía y yo nos turnamos para ir a comprar. Una semana ella otra semana yo, y esta me toca a mí. Y Minho está en mi casa al menos cuatro días a la semana, por lo tanto, debe venir a acompañarme también y la verdad, me da mucha pereza venir solo y con él, al menos todo es más entretenido.

— ¿Y porque tengo que ser yo quien lleva el carro?

El día que deje de quejarse, le hago un mural.

— Porque si de ti dependiese, solo meterías dulces

— ¿Y que?

Lo ignoro y sigo caminando, guiando el carro con una mano para no perder al niño mientras repaso la lista.

Algo bueno que me ha enseñado mi tía, es a apuntar en un bloc de notas que tenemos pegado al refrigerador lo que necesitamos, falta o queremos de comida y una vez a la semana o cada quince días, agarramos la lista y compramos todo eso.

Minho me mira y disimuladamente, mete en el carrito unas galletas. Le miro de vuelta y pestañeo. Este es incluso más tonto por las mañanas y sin desayunar. Ya que hace como media hora que se despertó. Lo hice vestirse, peinarse y subirse al coche para acompañarme mientras luchaba por no dormirse de nuevo en el coche.

— Minho

— Hannie

Suspiro.

— Nada, Lino, nada

Tiro de la parte de delante del carro para seguir guiándolo, mirando la lista para ver dónde ir.

— Por aquí — Le guío y el obedece — Tenemos que comprar tu chocolate, cereales y las barritas de mi tía

Asiente y deja el carro en una esquina, para que no estorbe tanto y podamos comprar en paz hasta que tengamos las manos llenas de lo que necesitamos de esta sección.

Él se acerca a mi y por encima de mi hombro, mira la lista de la compra, su mano acomodándose en mi cintura. Y asintiendo a cada palabra que le digo.

— Lino, ¿Acaso me estás escuchando?

Pregunto al ver que pese a no decir nada, él sigue asintiendo.

— La verdad, no — Acepta y agarra mi mano, entrelazando nuestros dedos — En fin, ¿Vamos a buscar mi chocolate?

— Un día te ahorco mientras duermes

— Que rico

Giro los ojos y nos paramos frente una estantería.

— Anda. Agarra la leche.

Con la mano libre, agarra un pack de seis bricks de leche y miro como, pese a que sé que pesa y que lo ha tenido que coger de la estantería de arriba, no ha soltado mi mano para ayudarse.

Este también se cayó de la cuna de bebé.

— Puedes simplemente soltar mi mano. Es más sencillo

Fuck you |Minsung|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora