La esperanza es lo último que se pierde, pasan cosas en el camino tan malas, pero tan malas, que creemos que todo el tiempo será así y se sabe que: porque un día de tu vida sea malo no significa que todos los días serán así, hay días en los que sientes una felicidad increíble y te olvidas de las cosas malas que han pasado o las cosas por las que has llorado.
Para mis padres hoy era un día de esos, sintieron que dentro de ellos un rayito de luz y de esperanza se incrustó en sus vidas.
Se llegó el día del nacimiento del bebé, papá estaba en su trabajo y mi mamá en casa.
Mi abuela materna se encontraba en uno de los sofás de la casa, cuándo escuchó un fuerte quejido que salió de mi mamá, rápidamente se acercó a la habitación donde ella se encontraba y se dio cuenta que el bebé venía en camino. Ella llamó a papá y este le dijo que en una hora llegaría al hospital.
Después de una gran lucha toda la habitación se llenó de llantos y de felicidad.
El doctor dijo lo siguiente.
-Felicidades es una niña- a ella se le llenaron sus ojos de lágrimas y de felicidad pensando en la reacción que su esposo tendría y que su optimismo dio resultado después de todo.
Mi padre llegó al hospital después de un tiempo, con la respiración agitada, sentía que su corazón iba a explotar.
Se acercó a la habitación y cuando abrió la puerta, se encontró con mamá y un bebé envuelto en una manta rosa, al instante se dio cuenta que de una niña se trataba, no supo muy bien cuál fue su reacción o como interpretar con palabras lo feliz que estaba.
Pero a los días la vida les pondría otra prueba.
A los dos meses de mi nacimiento enfermé de neumonía a tal punto que me internaron por 15 días. El miedo se apoderó de ambos, no querían perderme, ya no querían sentir ese dolor.
Mamá no dormía de la tristeza y papá se sentía desesperado.
15 días enojados con la vida, llenos de miedo e impotencia salieron adelante. Hicieron todo lo que el doctor les indicó, compraron toda la medicina necesaria para mi recuperación.
La bendición llegó cuando me dieron de alta.
Felices llegaron a casa, mi hermano feliz de que nuestros padres se les iluminara el rostro de felicidad y de que yo estuviese de vuelta en casa.
Decidieron llamarme Daniela, mi madre leyó el nombre en una revista de cocina y mi padre estuvo de acuerdo.
Nuestra pequeña familia fue bendecida con otra niña, a pesar de extrañar a mi hermana se dieron cuenta que la vida es tan incierta, trae cosas consigo tan extraordinarias, pero a su vez debe destruirte para luego hacerte sentir que vale la pena vivir.
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ᴀᴘʀᴇɴᴅɪᴇɴᴅᴏ ᴀ ᴠɪᴠɪʀ [EN EDICIÓN]
Roman pour AdolescentsElla regresa al pasado. Abriendo un poco más aquellas heridas que en ella no sanan. Escribiendo notas para la chica que en ella habitó. Para perdonarse. Por lo que hizo y por lo que debió de hacer.