TRASLADO

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Azalea
38 años

No muevo ni un músculo mientras escucho cómo se cierra el armario de la ropa blanca y sus pasos descienden por las escaleras. Estoy muy enfadada. Estoy enfadada con él, por supuesto, por haber cruzado esa línea, pero estoy realmente enfadada conmigo misma por haberle empujado tan lejos. Nunca habría soñado con hacer algo así hace diez años. Aunque supongo que todo el mundo tiene su punto de ruptura.

Ve con él.

¡Vete a la mierda! ¡Vete a la mierda!

Me acuesto en mi habitación oscura durante lo que parecen horas antes de empujar las sábanas hacia atrás. Lo necesito. Es el único en todo el mundo al que realmente amo. Mis pies se mueven lentamente por la alfombra cuando paso por la habitación de Adriel. Su puerta no está completamente cerrada, por lo que un ligero empujón es todo lo que se necesita para abrirla.

Está en su cama cuando levanto la sábana y me deslizo dentro con él. Mi mano roza su pecho, pero no se despierta hasta que meto la mano en el pantalon de pijama.

ㅡMamáㅡ susurra con voz temblorosa.

ㅡHola bebé.ㅡ Lo beso, disfrutando el hecho que no me manosea como lo hace su padre. No hace nada en absoluto porque quiere que yo tome el control. Es un buen chico.

Hubo momentos en el pasado en los que actuó como si no quisiera esto, pero sé que solo le preocupa que su padre se entere. Me ha dicho muchas veces que me ama y lo que hacemos juntos. No sé qué haría si no tuviera a Malakai. Probablemente habría bebido una botella entera de formaldehido hace años. Su toque es suave y vacilante sin importar cuántas veces hagamos esto.

ㅡ¿Estás-estás bien?ㅡ murmura somnoliento.

ㅡSolo estoy triste.ㅡ Beso su cuello mientras mis dedos recorren su cuerpo. ㅡY siempre me haces sentir mejorㅡ Lo escucho tragar en la oscuridad y susurro contra sus labios:

ㅡCállate, bebé.

Te ama más que a nadie.

Maldita enferma.

La otra noche querido, mientras dormia. Soñé que te tenía en mis brazos.

La habitación parece hecha de gelatina, las paredes se tambalean y todo está borroso y oscuro. La voz de Malakai suena como un sueño cuando dice:

ㅡSiempre te amaré, mamá. Ojalá pudiéramos huir juntos y podríamos ser solo nosotros.

Más que nada quiero eso. Lo abrazo con fuerza, sintiendo su cuerpo mientras susurro la canción que siempre le he cantado:

ㅡNunca sabrás, querido, cuánto te amo. Por favor, no me quites la luz del sol.

__________

Afortunadamente, Micah ya se ha ido cuando me despierto a la mañana siguiente. Dejó tazones y cajas de cereal en la mesa de la cocina. No tengo hambre, pero los niños podrían tenerla.

Adriel se va a la parada del autobús, llevándose la contaminación del oxígeno con ella. El aire es fresco y limpio cuando solo somos Malakai y yo. Me acerco a él, le aparto el cabello desgreñado de sus ojos de bronce y lo beso. Mantiene las manos a los lados mientras yo envuelvo mis brazos a su alrededor, apretándolo con fuerza.

ㅡ¿Qué te gustaría hacer hoy? ¿Quizás podríamos tomar una matiné y comer algunas hamburguesas después? ¿Te gustaría eso? ¿Solo tú y yo?

ㅡUh... seguro.ㅡ Se encoge de hombros bajo mi abrazo.

Sostengo su rostro entre mis manos y beso su perfecta boca.

ㅡLo que dijiste anoche, quiero que sepas que yo también quiero eso.

R.I.PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora