INFANCIA MUERTA

35 5 1
                                    

Adriel
17 años

—Él solo está triste por lo de tu mami y tu papi. Pronto se pondrá mejor.

La piel alrededor de mis ojos se estira de par en par mientras giro la cabeza hacia mi cama. Pegamy está sentada en el borde, balanceando sus pies y sonriendome. Es una de mis creaciones más especiales porque ha sido dificil de hacer. Su cabeza de perrito es de felpa con un cuerpo de muñeca de plástico, lo que dificulta la costura. Tuve que usar un clavo del garaje para hacer los agujeros de su cuello, además está parcialmente grapada. Como las alas de Pegaso también son en su mayoría de tela, utilicé la misma técnica para unirlas a su espalda. El vestido que lleva es con el que vino, así que hice los agujeros en la espalda para las alas.

Siento que tengo algo en la garganta. Me lo trago mientras el corazón me retumba en el pecho. ¿Por qué eligen ahora hablar conmigo?

Al final, gana mi curiosidad por lo qué dirán.

—Pero, ¿y si cuando esté mejor no me quiere para nada?

Agita las alas y ladra antes de preguntar:

—¿Quieres que sea él mismo o que te toque?— Se pone en pie de un salto y utiliza mi cama como trampolin—. Porque no creo que puedas tener las dos cosas.

Me hace enfadar. Le agarro las alas para lanzarla contra la pared junto a mi puerta. Chilla de dolor antes de correr bajo mi cama para esconderse. ¿Y si tiene razón? Una vez que la tristeza por mami y papi haya desaparecido, ¿ignorará lo que sé que siente por mi? No puedo creerlo. Nos amábamos así antes que les pasara algo a nuestros padres. No me toca solo porque tiene el corazón roto, lo hace porque quiere.

Resoplo mientras golpeo mi cabeza contra la almohada. Hoy ha ido a la morgue. Casi le pregunto si podía ir yo también. Tal vez si los viera así, entonces sí que parecerían muertos, porque en muchos aspectos no lo están. Una parte de mí espera que papi venga a preguntarme si estoy lista para cenar. Pero no lo hará. Por culpa de mami.

Mi ira contra ella hierve tan caliente que mi piel se llena de sudor. Ella nunca me amó. Ahora me doy cuenta de eso. Creo que siempre lo he sabido. O lo negaba o queria creer que acabaria ocurriendo.

Ahora, no me importa si ella me odiaba porque yo la odio más. Se llevó a mi padre y le hizo daño a mi hermano. Mis puños se cierran a los lados mientras me pongo en pie de un salto. Camino por el suelo, buscando un lugar donde liberar esta furia negra que sangra dentro de mí. Deseo que vuelva a la vida para poder matarla yo misma.

Ella era la pecadora.

Al aceptarlo, salgo corriendo por el pasillo hacia la habitación de mi hermano. En cuanto abro la puerta de un empujón, lo encuentro haciendo fotos con su cámara.

—Están muertos, Malakai. Y eso no es mi culpa. Es de ella. —Nunca le he gritado asi, y estoy tan enfadada que no me importa—. ¿No quieres tocarme porque soy tu hermana o porque no soy mami?

En cuanto esas asquerosas y mezquinas palabras salen de mi boca, deseo poder retirarlas. Se tambalea, viéndome con la mirada más devastadora que he visto nunca. En dos grandes pasos, está frente a mi.

—Que te jodan por decir eso. —Golpea su mano contra la pared junto a mi cabeza y me doy cuenta que está vendada. Oh no... ¿Qué se ha hecho? Me duele el corazón ante la posibilidad que lo haya hecho por mi culpa cuando grita—: ¡Sabes lo mucho que la odiaba por obligarme a hacer esa mierda!

Mi cuerpo pesa demasiado para seguir de pie, asi que me dejo caer al suelo.

—Lo siento... no fue mi intención...

R.I.PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora