MAUSOLEO

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Malakai
18 años

Mierda. No puedo sacarme esa imagen de la cabeza. Nunca había visto su coño abierto de esa manera. Y Dios, lo que estaba haciendo con esa muñeca... Me acordé de esa imagen tan pronto como estuve solo en mi dormitorio. Nada me hubiera gustado más que poder tocarla y probarla, pero follarla con el juguete fue más que suficiente.

Sigo pensando que, si no estoy a solas con ella, será más fácil controlarme. Hasta ahora, está ocurriendo lo opuesto, y no ayuda que ella obviamente esta burlándose de mí. Se pasea con esos pequeños vestidos, inclinándose para mostrarme sus bragas. Se lame sus labios rosa brillante de la forma más seductora, justo como lo está haciendo ahora.

Enciendo el intermitente para entrar en First Bethel y, una vez estacionado, nos hago pasar por el vestibulo. Mi padre tiene al Sr. Jasick ya preparado, cubierto de plástico e incapacitado. Todavía está dormido por las drogas, así que nos dirigimos al carro para elegir la herramienta que decidirá su destino.

Adriel bate sus pestañas sobre sus seductores iris y dice:

ㅡ¿Quieres hacerlo con la pistola de clavos otra vez?

Su lenguaje corporal dice que me ruega que la bese, pero ya me he dejado llevar demasiado por esta tarde. Eliminar a los pecadores siempre la excita tanto que es casi insoportable. Coloca su creación, llamada Princesa Destello, en el carro de audiovisuales y enciende el taladro a pilas, colocando la broca en el muslo del Sr. Jasick. En cuestión de segundos, está gritando en una agonía amortiguada.

Me agacho para arrancar un poco de plástico y se lo meto en la boca cuando ella dice:

ㅡAquí, usa esto.ㅡ Metiendo la mano debajo de la falda, tira de sus bragas arcoiris por los muslos. Me las pone en la cara permitiéndome olerla. Mi polla empuja contra mi cierre como si estuviera alcanzando su cuerpo. Trago y separo el envoltorio de Saran para meter su ropa interior húmeda entre los labios del hombre que grita.

Se sube encima de él y se frota contra su entrepierna, se levanta la falda para que yo pueda ver cómo los labios de su coño se frotan sobre su pantalón marrón, dejando una mancha humeda. Normalmente no puede ponerse así de sexual durante la noche familiar porque nuestros padres están aquí. Me muerdo el labio con toda la fuerza que puedo para no agarrarme la polla por encima de los jeans.

Aunque hay una pequeña parte que me enoja que lo esté tocando de esta manera, sus ojos no se han apartado de los míos ni un momento, así que sé que el chulo no es más que un accesorio. Le desabrocha los pantalones y le saca la polla flácida del pantalón. Su manita lo acaricia, sus uñas multicolores hipnotizan. Debe sentirse tan bien como parece, porque su polla crece bajo sus dedos. Tan pronto como está lo suficientemente dura como para intentar un empujón, ella extiende su mano.

ㅡEl taladro por favor, Kai.

Me lo quita, y en el momento antes de poner la broca en su agujero de orina, él se agita y gruñe. Sus patadas y puñetazos desgarran el plástico, tirando a Adriel al suelo.

Mi mente no es capaz de captar lo que está sucediendo lo suficientemente rápido como para decirle a mi cuerpo lo que debe hacer, y mi primera reacción es arrodillarme junto a ella para ver si está bien.

Sentándose, se frota la cabeza.

ㅡOuch.

El plástico se rompe, y mi corazón bombea a toda velocidad por lo que podría pasar si él nos dominara. Es un hombre grande, pero hemos tenido hombres de su tamaño antes, y esto nunca ha sucedido. Doy vueltas justo cuando se libera. En el momento en que lo veo agarrar el taladro es el mismo momento en que todo se vuelve negro.

R.I.PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora