Treinta y seis.

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Mejórate, Theo: parte 1.

Se imagino muerto y vivo. En una carcel, en una iglesia prendida fuego, en un desierto, ahogado en el océano, sangrando de los golpes, con un disparo en la cabeza o en el estómago, se imagino solo, en alguna secta con mujeres hermosas, en un cementerio, encerrado, con una sobredosis en algún sillón sucio y viejo, alcoholizado en una acera destruida, ahorcado en alguna casa, siendo arrestado, siendo asesinado, también imagino que se tiraría de algún edificio, que lo prenderían fuego o tomaría algún veneno raro. Imaginó las situaciones más raras que puedan existir en el planeta absurdo que llama mente.

Nunca se le pasó por la cabeza la situación en la que está.

Es un poco humillante, a decir verdad, pasar de ser el tipo malo con cara asesina a estar... así. Luchando con una trenza que puso en juego su orgullo.

—¡Auch, Luke! ¡Despacio! ¡Mi pelo, me duele! ¡Sé amoroso!

Era estresante.

Era tempranísimo y los terribles están despiertos. Siendo molestos, como siempre.

Era miercoles y luego de llevar a Theo, volvió a la casa para seguir durmiendo hasta las tres de la tarde, mínimo.

Cuándo abrió la puerta, Azy estaba sobre el sillón gritando mientras los hermanos se tapaban los oídos.

—¿Por qué mierda están gritando? Los vecinos deben estar durmiendo. Luego los vendrán a buscar y yo no los tapare otra vez, revoltosos.

—¡Lukepip! ¡Llegaste a salvarme!

Luke tiene esa cara de pocos amigos y ese humor terrible en las mañanas. Odia levantarse temprano. Odia escuchar gritos y ver cómo los tres tienen tanta energía.

Theo y él adelantaron un trabajo para que Luke pudiera ir a una fiesta ese miércoles ruidoso en la noche.

—¿Que pasa, Azy?

Los dos hermanos escuchan su voz y sueltan un "hola, luki" al mismo tiempo y con la misma sonrisa animada.

¿Cómo pueden estar tan de buen humor?

—Es terrible.

—Horrible.

—Voy a morir, tienes que ayudarme.

—Solo dime, linda. Antes que los mate a los tres por ponerme de mal humor.

Ella baja del sillón con un puchero y se da vuelta. Lo primero que ve es dos nudos de cabello mezclados con cintas celestes. Más abajo hay otro nudo con otra cinta pero más desastroso.

Luke abre la boca acercándose, no tiene palabras para describir el pelo de Azy en esos momentos. Ya de por sí está un poco quemado por tanta tintura, esos nudos deben doler y dolerán al desarmarse.

—¿Pero que mierda te pasó? Ahg, sólo me fui una noche. ¿Que te hiciste, Azy?

Los dos hermanos están por hablar al mismo tiempo pero un grito interrumpe sus palabras, Azy gira rápidamente.

—Ayer vimos a una chica con dos trenzas hermosas que tenían cintas muy lindas en ellas. ¡Quedé enamorada, Lukiup! ¡Lo necesitaba más que al oxígeno! Así que compramos las cintas e intenté hacerme las trenzas cómo esa chica cuándo salí de bañarme! ¡Quería tenerlas al despertar pero cuando las vi, tenía estos nudos terribles! ¡Los hermanitos quieren cortarme el pelo porque no pueden desarmarlas! ¡Ayúdame, Luke-ke-ke!

Suspira fastidiado. Ahg, ¿acaso las hizo con los ojos cerrados? Es un desastre.

—¡Ya lo intentamos pero lo empeoramos! —dijo L2.

Extravagante. (Thiam)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora