Extravagante. (Thiam)

Once.

Vernos en el final.

La puerta fue abierta. La pequeña niña lo miró con una mueca de disgusto.

Su madre lo vio horrorizada.

– ¿Que te pasó? – Sonrió.

– Solo un accidente en mi clase. ¿Puedo ir a ducharme? – La mujer asintió. Era extraño que esté en casa a esas horas.

– ¡Y no toques nada! – Rodó los ojos.

– Lo sé mamá –

Entro a su habitación mientras apoyaba su cuerpo en la puerta.

Cubrió su boca. Sus ojos miraban a la nada.  Silenciosamente movió su cuerpo hasta guardar la memoria USB en un lugar lo suficientemente alto.

Estuvo debajo del agua durante una hora y media.

– Liam – Escuchó golpes del otro lado de la puerta.

– ¿Que sucede Dylan? –

– ¿Ya sales? Me estoy haciendo pipi desde hace una hora –

Al cabo de diez minutos por fin salió.

– ¡Por fin! – Entró velozmente.

Se arrojó a su cómoda cama. Realmente había sido un día demasiado largo. Fue agotador.

Aún debía estudiar para el examen. Sería tonto no hacerlo, solo había que leer.

Le gusta leer. La forma en la que el mundo desaparece y forma parte de uno completamente nuevo y diferente.

Es magnífico como las palabras pueden crear algo tan hermoso. Pueden hacerlo reir, llorar, enojarse, sentirse bien, cuestionarse cosas que antes no había siquiera pensado, obtener otro punto de vista, llenarlo completamente.

Y no solo lee libros, lee lo que le causa curiosidad. Que es básicamente todo.

Oh, el realmente ama aprender cosas nuevas, entenderlas. Recuerda en sexto grado haber leído un libro completo de tipos de plantas, solo información a su cerebro.

O cuándo encontró en el suelo una hoja de un dinosaurio que el realmente no había visto jamás.

Estaba mal pintado y arrugado pero realmente le maravillo la forma del gran reptil.

Él solo había ido a comprar papitas. Y terminó corriendo hacía su madre para mostrarle el dinosaurio.

"Diplodocus hallorum" Le tomó bastante tiempo recordar el nombre. Al final terminó llamándolo "Cola de látigo".

Comenzó a leer, sobre lo que comía, como se defendía, cuánto tiempo vivió, su tamaño, su aspecto, sobre todo. Y cuándo terminó con ese, comenzó con otro. Y luego otro.

Herbívoros, carnívoros, omnívoros, pequeños, grandes, de tierra, de agua y de aire.

Leyó hasta que su curiosidad quedó saciada.

Se siente bien saber. Más para uno mismo que para los demás.

– ¿Cuándo iremos al parque? –La voz de Bianca le habló a su madre mientras él bajaba rápidamente las escaleras.

– ¿Como ha sido su día?  – Preguntó sonriente Liam mientras añadía suficiente comida a su plato.

– Mi maestra dijo que haremos una pequeña obra de teatro sobre un ratón y quiero estar en ella –

– Bianca siéntate – Su madre le entregó el tenedor a la pequeña niña de pie sobre la silla. Luego hizo un gesto de duda. – ¿Y tú que quieres ser? –