Capítulo 37

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⊱ Verdades a medias

Jennie realmente hubiera deseado que aquello fuera una estúpida broma, un ridículo sueño del que despertaría. Pero aún si necesitaba escapar y evitar a toda costa el aura enojado e intimidante de su padre, la mano de Lisa entrelazando la suya la hizo pisar tierra, le hizo saber que aunque se había metido -muy- posiblemente en un problema, Lisa seguía ahí. Junto a ella.

ㅡPapá, yo... ㅡlas palabras no salían de su boca, su garganta parecía querer cerrarse y, odiaba la sensación de saber que podía llorar en cualquier momento.

Jennie sabe que hizo mal, y que no solo se libró tras una mentira, sino que también rompió la confianza en su padre.

ㅡSeñor Kim-

La voz de la pelingra fue lo único que intentó cortar el tenso ambiente, más la mirada fija y profunda de su padre la hizo detenerse de forma abrupta. Incluso más cuando dio un par de pasos cerca a las jóvenes, y aunque Lisa intentó colocarse frente del menudo cuerpo de Jennie, el lobo mayor de la sala soltó un gruñido descontento.

Joder, el señor Kim no sabe quién carajos es esa alfa, ni mucho menos qué intenciones esconde detrás de toda esa fachada. Admite que ha de tener agallas para tratar de proteger a la rubia, pero precisamente esa rubia es su única cachorra, dentro de su territorio. Y eso es algo con lo que un alfa mayor pondría en juego.

ㅡPapá... ㅡbisbiseó suave, arrastrando las palabras con temor a recibir un regaño más fuerte. No sabía cómo lidiar, nunca antes había pasado por algo así. ㅡ Déjala ir, e-es mi culpa.

Y aunque su padre tuviera mil razones por las cuales querer estallar en ira, la súplica de su hija parecía querer ganarle a su impulso. Se aterró internamente cuando notó que esos pequeños ojitos estaban cristalizados y decidió calmarse al cerrar los ojos con cierta fuerza, al menos por un par de segundos.

Lisa tragó pesado, no sabía que la situación podría llegar a ese estado. Sin embargo, le preocupaba más el cómo se sentía Jennie, inclusive su aroma la delataba y eso le estrujaba el corazón.

Decidida a no quedarse como una estúpida estatua, se apegó más a la omega, pasando delicadamente sus dedos por donde las orillas de esos orbes que amenazaban con humedecerse.

ㅡTranquila, todo va a estar bien. ㅡintentó susurrarle , acunándole el rostro antes de que su padre tomara a su hija de la muñeca para acercarla a su propio cuerpo.

La pelinegra resopló con disgusto al ver la carita dibujada de preocupación en Jennie. ㅡ Señor Kim, escuche-

ㅡNo. Tú escúchame a mí. ㅡle interrumpió, colocando a Jennie detrás de su espalda. ㅡ Si tienes tantos cojones para esta situación, te quedarás esperándome justamente aquí. Pero si esto es demasiado, incluso para una niña como tú, la puerta de mi casa está abierta para que te largues de una vez por todas.

Frío, demandante y algo brusco. Las palabras del mayor se clavaron con crudeza, dos opciones que podían desatar algo totalmente diferente y Lisa lo sabía. Tanto como quiso abrazar a Jennie antes de que su padre se la llevara escaleras arriba. Quería prometerle que todo estaba bien y borrar ese triste gesto en su carita. No obstante, su padre fue más rápido en subir, como si supiera sus intenciones con respecto a la bonita rubia.

Cuando Jennie la miró por última vez antes de girar a la derecha, Lisa le dijo un silencioso: «Te quiero» Bien gesticulado para fortuna de la omega que sí pudo entender.

Relamiendo sus labios, esperaba que Jennie no le pasara mal. Se echaría toda la culpa si era necesario, era su responsabilidad después de todo. No debió nunca aceptar la propuesta de llevarlo a esas zonas, mucho menos de que le mintiera a sus padres. Ella no quería ser una mala influencia para su chica, pero al parecer eso es lo único que estaba logrando sin que siquiera se diera cuenta.

ㅡNunca podré hacer nada bien. ㅡse regañó así misma, y si eso es lo que mejor podía hacer. ¿Realmente merecía a alguien como Jennie?

Ni se atrevía a contestar esa pregunta. ¿Qué necesidad de humillarse? ¿Qué ganaría sabiendo muy en el fondo que Jennie era totalmente distinta a ella?

Debido a su irresponsabilidad, Jennie estaba en un problema. ¿Qué alfa haría algo como eso? ¿Qué novia causaría un revuelo negativo? Ella no era la chica perfecta, no era como Minnie. No era como aquel tipo que le llevó flores a Jennie. No era el concepto de prototipo ideal. ¿De verdad Jennie la había aceptado a ella?

Lisa sabía que en algún momento la oportunidad de conocer a los padres de Jennie llegarían, pero ni la más loca idea se asemejaba a ello actualmente. Mucho menos en esa circunstancia. ¿Qué pensaría el señor Kim con respeto a ella? ¿Le dejaría volver a ver a Jennie?

¿Debía irse y desparecer de la vida de la omega antes que le causara más problemas?

Porque eso es lo que ocasiona a donde sea que fuera, un problema.

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Cada paso remarcaba el silencio incómodo en las que padre e hija estaban envueltos. La omega jamás creyó estar en un lío así, nunca había visto esa etapa de su padre, y aunque no quería esperar lo que venía, de igual manera sabía que lo merecía.

ㅡY bien, ¿Por dónde vas a empezar, Jennie?

La aludida mordió su labio inferior, cruzandos sus dedos mientras se sentaba en las esquina de la cama al llegar a su recámara. La sensación y presión amarga ya no estaba tan presente en su garganta, pero sí lo suficiente para saber qué seguía pendiendo de un hilo al encontrarse encerrada como un mentirosa. Porque sabía muy bien que no fue la primera mentira que dijo, pero sí la que fue descubierta.

Su cabeza empezó a dar vueltas. Rememorando todas las veces en las que engañó con tanta frescura para ser libre durante un par de horas. ¿En qué se estaba dejando envolver?

Lisa Manobal.

Esa era, tal vez, la respuesta.

ㅡJennie, cachorra...

La voz de su padre la sacó de la extraña respuesta en su mente. Alzó la vista con desconcierto, esperando a que el alfa mayor volviera a hablar.

ㅡYo te vi esa noche.

Los ojos de Jennie demostraron toda la sorpresa desmesurada, porque fácilmente podía conectar la referencia sobre esa noche. No obstante, antes de siquiera alterarse al ser prácticamente descubierta, quiso escuchar algo más, algo que la salvara inútilmente.

» Te vi bajando de una motocicleta que, obviamente, no era de Chan. Porque ahora sé que ni siquiera estuviste con él esa vez.

Sí, era oficial. La omega se sentía acabada al oír por completo la verdad que ocultó bien por tanto tiempo. 

 

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Bad girl | Jenlisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora