𝐖𝐄𝐈𝐂𝐇𝐄𝐍 ⩴ 𝐡𝐚𝐨𝐛𝐢𝐧

𝟓𝐭𝐡 𝐦𝐨𝐧𝐭𝐡

◡◠◡◠◡◠◡◠◡◠◡☻ 𝐬𝐮𝐧𝐠 𝐡𝐚𝐧𝐛𝐢𝐧 ☻◡◠◡◠◡◠◡◠◡◠◡

Adoraba cada momento de intimidad que tenía con Hao. Últimamente, debido al embarazo, fueron pocas las veces en las que dábamos un espacio especial a nuestros cuerpos, por lo que apreciaba cada vez que sucedía.

Así como hoy; habíamos hecho unas cositas hace un par de horas, dejando como prueba algunas marcas rojas y moradas en la lechosa piel de Hao que sabía que tardarían en borrarse.

Ahora, me encontraba recostado sobre la cama de nuestra habitación, contemplando la bella figura del chico frente a mis ojos. Tanto Hao como yo llevábamos puesto únicamente unos boxers, dejando al descubierto el resto de nuestro cuerpo.

Mientras veía su hermosa espalda brillante, podía notar como miraba y tocaba su vientre en el espejo con una mirada distinta. Parecía deprimido...triste; honestamente me preocupaba.

─ Hao... ─llamé esperando captar su atención, pero él solo soltó un sonidito sin dejar de observar su reflejo en el cristal.─ ¿Estás bien?

─ Si, si estoy...bien. ─aquella última palabra sonó dudosa y de inmediato supe que algo sucedía.

Me levanté del colchón lentamente y caminé hasta pegar mi pecho contra su espalda, apoyando mi mentón sobre su hombro, mirando mi reflejo con el suyo con una gran sonrisa. Lo amaba demasiado.

─ ¿Qué sucede, amor?

No me gustaba verlo cabizbajo, mucho menos en este periodo del embarazo. Aquel hermoso rostro no debería llevar expresiones de tristeza, debería ser un delito.

Él me miró rápidamente antes de suspirar pesado, entrelazando mis manos con las suyas, que yacían descansando sobre su bella cintura, bajando hasta el pequeño bultito en su vientre. Todo su cuerpo me enloquecía.

─ ¿Me seguirías amando aunque se noten las estrías en mi piel? ─soltó con voz baja.

Inmediatamente lo observé indignado. ¿Acaso había escuchado bien? ¿Cómo era capaz de preguntar aquello?

─ ¿Aún me amarías sabiendo que mi peso aumentará y mis pechos se hincharán?

No dejé que siguiera hablando, ya que tomé su rostro en mis manos y atrapé sus labios en un suave beso. Empecé a mover mis labios sobre los suyos con movimientos lentos que intentaban ir más profundo.

Al momento de separarnos por la falta de aire, aproveché para hundir mi cabeza sobre su cuello, inhalando su aroma a coco y lamiendo las marcas que ya hice hace unas horas, sintiendo como se estremecía a mi contacto.

Me podía deleitar con su olor y la suavidad de su piel, era perfecto. Fui dejando pequeños besos y mordidas hasta que sus jadeos me hicieron volver a la realidad.

─ Binnie...

Aquel suspiro me hizo recordar lo que salió de sus labios hace unos segundos. Él era todo para mí, quería que escuchara mis palabras con atención.

─ Hao, a mí nada de eso me interesa si la cuestión es amarte. ─solté sin abandonar nuestra posición.

Estando frente al espejo podía ver cada expresión, cada mirada, cada pequeña sonrisa que me volvía loco. Podía ver cada parte de su cuerpo y adorarlo aún más.

─ Todos los cambios que ocurran en tu cuerpo son normales en todo este proceso y aún así seguiré amándote cada vez más. Eres hermoso como te veas, eso no lo dudes.

Una sonrisa se formó en sus labios y pude sentir a mi corazón latir como si fuera un adolescente otra vez. Lo amaba, lo amaba demasiado, Hao era el amor de mi vida.

Dejé un beso sonoro en su mejilla y vi como cerraba los ojos sin dejar de sonreír. Aquello no era suficiente si es que quería seguir viéndolo de esa forma, por lo que empecé un camino de beso desde su mandíbula hasta su cuello, lamiendo a mi gusto y placer hasta que llegué a su oído caliente.

─ Las pequeñas marcas en tu vientre te hacen ver más sexy de lo que ya eres. ─comenté en un susurro notando como su rostro se enrojecía.

─ ¡Hanbin! ─gritó intentando apartarse, pero no lo dejé, lo atraje a mi cuerpo otra vez, obligándolo a sentir mi calidez.

─ No te miento, eres jodidamente perfecto.

Su sonrisa volvió a aparecer al momento en que notó cómo hacía dibujos incoherentes sobre su vientre, delineando la suavidad de su piel.

─ Espero que Weichen saque toda tu belleza, tanto interior como exterior.

Repentinamente, sentí como su cuerpo se giró con rapidez, colocando sus brazos alrededor de mi cuello e iniciando un beso como si no hubiera un mañana.

Sus movimientos eran rápidos e intensos, haciendo que al poco tiempo nos separáramos para recuperar el aliento y el equilibrio. Mis ojos fueron directamente hacia sus labios hinchados y rojos, enmendando un brillo deslumbrante. Simplemente hermoso.

─ ¿Quieres que tengamos una segunda ronda? ─pregunté sin apartar mis manos de su cintura.

Él asintió con las mejillas rojas mientras yo luchaba por no atacar sus labios nuevamente. Era tan tentador sin hacen absolutamente nada.

─ ¿Quién soy yo para negarme?

Y así tomé su cuerpo en mis brazos, dejándolo sobre la cama, escondiéndonos bajo las sábanas, para demostrarle lo mucho que lo amaba y adoraba.

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