Capitulo 3

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Construir una forma de atravesar el multiverso no parecía ser un trabajo fácil, mucho menos para una mente aún perturbada como la que tenía él mismo. 

Solo había visto una sola vez el artefacto de Gwen antes de que ella se lo arrebatara, eso había dolido, la indiferencia  de ella.

Sabía que había algo nuevo en la personalidad de su amiga, era algo normal que las personas tuvieran secretos pero aún así le molestaba solo un poco que ella tuviera uno en cuestion que no parecía encajar entre ellos dos. Nunca pensó que sería ese tipo de secretos, un efecto que detonaria un problema mayor. Podría odiarla si tuviera el corazón de hacerlo, pero, no podía. Miles se había enamorado de ella perdidamente, ella por supuesto era bonita y la chica más genial que jamás había conocido, no obstante, durante las semanas que pasó con Miguel constantemente se preguntaba.

¿Por qué había sido tan cruel? 

Confío en ella e inevitablemente  quería estar a su lado por el mínimo tiempo que los universos se lo permitían. El daño era lo que recibió a cambio, un bebe era su más grande premio, todo por simplemente querer pertenecer y lograr ser comprendido.

—Oye, ¿estas bien?—, escucho la voz de Prowler Miles a su lado, había dejado de dibujar los planos del reloj y lo estaba mirando.

Parpadea y se concentra nuevamente  en su trabajo.

—Sí, solo divagaba—, dice sin mirarlo. 

El Miles de esta dimension le provocaba  un poco de temor,  nerviosismo. Era prácticamente intimidante y a la vez genial, no podía evitar comporarse, Prowler Miles era un alfa después de todo.

Los circuitos se juntaban con una precisión  que evocaba a lo torpe, no eran los alumnos más dotados pero al menos podían entender los libros y las teorías necesarias para construir una réplica base con el propósito  de viajar en el multiverso sin dañar al viajero, bueno, los viajeros. Ahora eran dos y desafortunadamente tenía que pensar en el bienestar de esa cosa al menos unos meses más.

¿Como se lo diría  a sus padres? Sin duda su madre lloraría y su padre probablemente también lo haría, él estaría enojado con él propio Miles y a la vez decepcionado, lo miraría y sabría que esa mirada era suficiente para sentirse terriblemente  peor.

Su cerebro trata de no sentir ansiedad pero era inevitable, sus pensamientos  practicaban las palabras así como las  peores escenas con todos los resultados posibles, ninguno le daba una confianza máxima para siquiera pensar en intentarlo.

¿Como les diría sobre lo que le hizo Miguel?, ¿como podría mirarles a los ojos y decirles todo y  con lujo de detalle sobre lo que le hicieron? 

Sus manos  dejaron por un momento de funcionar y sentía que se entumecian; su respiración se aceleraba al punto de sentir su propio corazón salirse de su garganta. No podía oír nada ni a nadie más allá de un pitido agudo, mierda jodida.

—Oye, Miles—, la voz de alguien que no podía identificar, casi como un susurro, —¡Miles!, estas teniendo un ataque de pánico, no te sofoques ¿dime lo que ves?— La misma voz le ordena algo, decirle lo que veía, ¿qué quería decir con ello? 

Todo mareaba y daba vueltas, su estómago se sentía en llamas a pesar de no haber comido nada picante. 

—Veo, cables, lapices, destornilladores, dibujos...—, ya no sabía que más decir, eso era en lo que podía concentrase.

—Bueno, eso es bueno,  entonces inhala y exhala, lo que sea que hayas  recordado o pensado déjalo ahí, córtalo—, dice con una tranquilidad, —concéntrate en lo que tus manos pueden sentir, en lo que tus ojos pueden ver, en lo que puedes oír y oler. En todo eso concéntrate.

Si le gusto, me llevará a casa. [Miguel O'Hara x Miles Morales]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora