Capítulo 4

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—¿A dónde crees que vas?—,  escucha la voz de Prowler  Miles dentro de la habitación, todos voltearon, su sentido arácnido debió de activarlos con anticipación.

—¿Quién eres tu?—, preguntó Gwen a la defensiva pero  Prowler Miles no la miró solo lo estaba viendo a él. No respondiendo a la pregunta, el otro Miles se aproxima a él pero ninguno de los Spiders parece a la defensiva por ello.

—¡No des un paso más, quédate ahí justo en donde estas!—, grita Peter apuntando con el dedo al Merodeador.

Este no parece intimidarlo, pero aún así acepta quedarse en el umbral  de la puerta de su propia habitación.

—¿Hay un Merodeador  aquí? Miguel no contrata criminales, ¿como siquiera nos encontró?—, pregunta Gwen usando un tono de voz demasiado alto.  Los otros lo miran con sospecha, parece ser que no podían unir los hilos ante que después de todo este Merodeador  parece ser más delgado y juvenil que los otros.

—No, nadie me contrato—, dice con el filtro de voz el Merodeador, los nervios de que revele su identidad son altos y se justifican cuando hace justamente eso.

Revela su identidad y nota como los rostros de las arañas entran en estado de shock. 

—Miles, eres el  Merodeador de esta dimension—, afirma Gwen más como una exhalación que por una seguridad, el tartamudeo es evidente y la picazón a su nariz porque Prowler Miles desborda su aroma llenando la habitación.

—Tengo  el derecho de molestarme cuando personas disfrazadas están dentro  de mi habitacion—,  las garras del brazo metálico rasgan la pared en un sonido lastimero que hace que todos tapen sus oídos por el ruido.

—¡Basta, deja de hacer eso!—,  grita Gwen, Mayday sin duda despertó  con el sonido y soltó un llanto en consecuencia.

—No te convertiste, esa araña debío de picarte a ti—, dice Peter con cuidado, meciendo a su hija tratando de calmarla.

—Pero no lo hizo—, dice Gwen.

—No, supongo que no—, menciona Prowler Miles con una sonrisa que no llega a sus ojos, no tiene felicidad.

—¿Quiero saber que hacen en mi habitacion? Porque claramente a mi amigo Miles no parece gustarle su presencia.
 

—Hemos  venido a salvarlo de este universo, tiene que regresar al propio antes de que sea tarde—, ahora es  Peter Noir quien habla.

—Tiene que irse antes de que Miguel le encuentre... no puede quedarse aqui—, la voz de Gwen denotaba impaciencia aún así no se atreve siquiera  a acercarse.

—¿Es eso un problema? Nisiquiera  se quien es Miguel y ustedes parecen demasiados sospechosos para manejar a un omega—, acusa Prowler Miles, la palabra embarazada muere en sus labios pero sabe que lo hiba a decir. Ignora ese hecho por el bien de su propia mente.

Sin embargo no espera que los demás añadan más dolor a sus palabras  e incluso no son ellos los que tienen que decir porque no son las víctimas.

Son tan afortunados desde el dia en el que pensaron que todo lo que les ocurría era por un bien mayor.

Solo un salto de fe. 

Miguel es...—, y no permite que continúe, no puede seguir tragando las palabras, evitando a toda costa como si fuera una vergüenza. 

Toda su vida es una vergüenza absoluta y suficiente  para incluso llamarle un error.

—Miguel es el líder y el padre de este bebe—, dice sin mirarlo, es suficiente  como para no evitar su dolor y entonces su mano va directamente a su boca para evitar soltar un sollozo fuerte.

Si le gusto, me llevará a casa. [Miguel O'Hara x Miles Morales]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora