𝐅𝐔𝐆𝐈𝐓𝐈𝐕𝐎𝐒 - [Carlos Sainz]

18. Intrigues

▬▬▬ CHAPTER EIGHTEEN ▬▬▬
Intrigas

📍🇪🇸 Barcelona, España
📆 09 de Mayo
Domingo día de carrera

CAMILLA

Las calles de España eran una locura cuando salí del Hotel. Había seguidores de Ferrari por todos lados sosteniendo pancartas con el escudo del equipo italiano y otras más con los nombres de los pilotos, el de Carlos repitiéndose un poco más por ser su carrera de casa.

Yo nunca había vivido un gran Premio en mi país y era emocionante pensar que la primera vez tendría la oportunidad de observarlo y vivirlo todo tras bambalinas, desde el paddock, desde el garage y lo que es mejor, acompañada de mi hermano, mi cuñada y mi mejor amiga. Bueno... acompañada entre comillas porque yo tenía que trabajar y ellos estarían en un lugar privilegiado en las gradas, pero igual era simbólico para mí que hubiesen decidido venir igual. Al final eran la única familia que yo quería y necesitaba.

Los de la Fórmula 1 le pidieron a DAZN que me dejasen presentar el show pre-carrera ¿Y yo? Encantada acepté. Por lo que estuve desde temprano en el paddock, alejada del caos que seguramente habría en el garage, y cuando comenzó a caer la tarde fue que recibí un mensaje de Ana, la hermana menor de Carlos.

Me preguntaba si podríamos encontrarnos en la cafetería del paddock cuando terminase la transmisión, a lo que respondí que sí. La verdad en ese momento ni siquiera me permití pensarlo, no me parecía mala idea y es que la echaba de menos, llevaba más de una semana en España y no había quedado con ella para nada. El problema vino cuando llegué al lugar acordado y me encontré, no solo con Ana, sino con toda la familia Sainz.

Blanca, la otra hermana de Carlos, fue la primera en ponerse de pie al verme llegar.

Me conmovió encontrar en sus ojos marrones, tan parecidos a los de sus hermanos, un atisbo de nostalgia combinado con tristeza, la misma que me embargó a mí al reconocer que habían pasado los años. Que habíamos permitido que mi situación volátil con Carlos interfiriera en nuestra amistad.

Hice amago de acercarme tras tomar una profunda respiración. No obstante, apenas levanté el pie para dar el primer paso cuando unos dedos largos se cerraron firmes en torno a mi codo y tiraron de mí, haciéndome girar 180° sobre mis talones.

El movimiento repentino me mareó, al igual que el rostro del chico que ahora estaba frente a mí.

—¿Qué mierda haces aquí? — sacudí mi brazo para zafarme de su agarre.

—¿Así saludas a tu futuro esposo, muñequita?

—Baja la jodida voz, ¿Quieres? — gruñí entre dientes, empujándolo lejos de la entrada de la cafetería, que no era el lugar ideal para montar una escena, a decir verdad... ningún sitio lo era pero no podía arriesgarme a gritarle sus cosas allí dentro, bajo la atenta mirada de los familiares de Carlos.