Capítulo 6

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Pov Abril Garza.

Me enrolle una toalla alrededor del cuerpo y salí del baño con lentitud.

Me avergonzaba confesar que luego de la visita de Samantha, había estado inquieta durante una hora, para finalmente recurrir a una ducha como último recurso para tranquilizarme.

Esa chica me ponía los pelos de punta.

Y sus besos... Dios mío, esos besos. Era como si el mundo completo desapareciera. Cómo si solo existiéramos ella y yo. Nadie más.

Pero luego se marchaba, y me dejaba con la cruda realidad frente a mi.

Ella era una secuestradora, y yo era su víctima. Y aquello no estaba bien.

Lo que yo sentía no estaba bien.

Me senté en la cama, mientras me secaba el cabello con una toalla. Necesitaba de verdad poner en orden mis ideas, si no, estaría perdida.

Solté un jadeo cuando Samantha entró de golpe en la habitación.

Su cara no reflejaba absolutamente nada, pero sus ojos lucían furiosos, lo cual me paralizó.

-Nos vamos -fue lo único que dijo, y yo abrí los ojos como plato.

-¿Me dejarás ir? -parecía todavía más molesta y se acercó hacia mi rapidez.

-No, te quedarás conmigo. Pero no aquí, nos vamos

-¿A dónde? ¿Por qué?

-Deja las preguntas para más tarde

-Pero no tengo ropa

Samantha parecía exasperada, y sacó una llave de su bolsillo mientras se acercaba a la puerta que siempre había estado cerrada.

Luego de abrirla, entró a lo que evidentemente era un vestidor, y volvió hacia mí con dos prendas en las manos.

-Póntelas -ordenó mientras dejaba caer una camisa blanca y una enorme chaqueta de cuero marrón frente a mi.

-Date la vuelta

Grité cuando en un brusco movimiento me saco la toalla, dejándome completamente desnuda frente a ella, para luego colocarme la camisa de la misma forma.

No se me escapó lo oscura que se volvió su mirada cuando clavo sus ojos en mi cuerpo, pero la tensión no desaparecía.

Me enfundo en aquella enorme campera de cuero y tomo en brazos.

Decidí no gritar ya que Samantha parecía muy enfadada, y sigo preocupada. Enterré mi rostro en su pecho, mientras la sentía moverse por la casa.

-Samantha, ya están en la puerta de adelante. Tendrás que salir por detrás

No alcé la vista para ver de quién provenía la voz.

Samantha insulto largo y tendido, mientras cambiaba la dirección de sus pasos.

-¿Qué harás con ella? -la voz de la otra chica, a nuestra derecha, parecía algo molesta y preocupada.

-No es tu problema, Molly

-Samantha, solo era un estorbo. Déjala aquí, la policía la encontrará y la devolverán a donde sea que debe estar

-Debe estar aquí, porque es mía. Y esta conversación se acaba aquí, Molly

Abrí los ojos como platos, y cuando levante la cabeza. Samantha colocó una de sus manos en mi nuca, obligándome a enterrar mi rostro en el hueco de su cuello nuevamente.

Suya | RivariDonde viven las historias. Descúbrelo ahora