Capítulo 13

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Pov Samantha Rivera.

No aparté la mirada de mi escritorio cuando Molly irrumpió en mi oficina, y tampoco cuando me fulminó con la mirada.

-Samantha, amiga, ¿Qué diablos sucede contigo? -levanté una ceja, pero seguí sin mirarla- Hace ya un mes que volviste de la Isla Anne

-Tres semanas

-Tres semanas, como sea. Samantha, desde que volviste de allí, pareces uno de los zombies de The Walking Dead

Oh, Molly y su obsesión con The Walking Dead.

Elevé una de las comisuras de mi boca, en un amago de sonrisa.

-Soy mucho más guapa que cualquiera de esos zombies

Molly rodó los ojos.

-Pareces una adolescente de 15 años a quien su novia abandonó. Vete por ahí con una de tus tantas muchachas, diviértete, ¡Sal de aquí, por todos los cielos!

Me recosté sobre el sillón, elevando la mirada hacia mi amiga.

-Estoy jodida, Molly

Me dedicó una sonrisa sarcástica.

-Todos lo estamos, amiga -iba a agregar algo más, pero el teléfono de la oficina lo detuvo. Frunció el ceño.

-¿Quién te llamaría a tu oficina de Paris? Nadie sabe que estás aquí

Encogí mi hombro derecho, desinteresado y levanté el tubo.

-Rivera

-Plaza René Viviani, veinte minutos. Aparece, Rivera, o tu rubia la pasará realmente mal -la comunicación se cortó.

Elevé mi rostro hacia Molly, pálida.

-¿Y?

-Debemos ir a la plaza René Viviani en veinte minutos.

-¿Ah? -Molly frunció el ceño, mirándome confundido cuando tomé mi chaqueta y salí de la oficina casi trotando.

-¿Quién mierda era, Samantha?

-No lo sé

-No iremos a ningún maldito lugar si no sabemos quién te llamó -espetó parándose frente a mí.

-Dijeron que Ari lo pasaría realmente mal si no voy, Molly. Apártate de mi camino -la esquivé, caminando hacia mi Volvo a toda velocidad, con ella siguiendome los pasos, visiblemente frustrada.

-Aunque sea déjame llamar a refuerzos

-Haz lo que se te dé la gana -murmuré, cerrando la puerta de un portazo.

Molly se apresuró a sentarse en el asiento del copiloto, y alcanzó a cerrar la puerta un segundo antes de que me uniera al tráfico a toda velocidad.

Ari. Oh, mierda, ¿Por qué?

La había dejado irse, ¿Por qué con ella?

Me tragué el nudo que me rodeó la garganta a duras penas.

Si la tenían... Si le habían hecho algún daño... Los asesinaría a todos.

-Llama a Londres, a quien sea. Si todavía no la tienen, quizás estemos a tiempo

Molly asintió, sacando su teléfono celular.

-¿Qué hacemos con ella?

-La traemos aquí

-¿Y si no quiere?

-La secuestramos

Aquí vamos de nuevo...

Suya | RivariDonde viven las historias. Descúbrelo ahora