Pov Abril Garza.
-Veamos qué tenemos aquí... -alguien quitó la venda de mis ojos, y parpadeé para adaptarme a la tenue luz del lugar. Gruñí cuando arrancaron la cinta de mi boca sin ninguna delicadeza, y entrecerré los ojos.
Había un hombre parado frente a mí.
¿Quién sería?
Era realmente aterrador.
Su piel cetrina brillaba bajo las lámparas amarillas, su sonrisa destilaba crueldad y sus ojos era fríos como un témpano. Me estremecí.
-Abril, Abril... -susurró mi nombre en voz muy baja, mientras caminaba alrededor de la silla en la que estaba atada- Así que tú eres la famosa Abril -no respondí, y seguí intentando controlar mis nervios- Yo soy Nicolás, Nicolás Mantovani. Seguro que tu novia te habló de mí, ¿verdad? -volvió a pararse frente a mí, justo en el momento en que una ola de furia me recorría entera. Era él. Este hijo de puta era quien había asesinado a los padres de Samantha. Quien le había arrancado su infancia- ¿Verdad? -repitió, su voz convertida en acero, mientras se inclinaba sobre mí. Giré el rostro. Tenerlo cerca me resultaba repugnante- ¡Respóndeme! -espeto, justo antes de estrellar su alargada mano contra mi rostro. Cerré los ojos con fuerza, sintiendo el ardor en mi mejilla derecha e intentando contener las lágrimas. Saboreé el fierroso sabor de la sangre con amargura- Respóndeme -volvió a repetir.
-No
-¿Qué?
-No me habló de ti -mentí, con la voz patosa y ronca.
-¿Ah, no? Pues, yo te contaré quien soy, pues... -se irguió, y volvió a caminar a mi alrededor- Soy un mafioso, igual que tu novia -torcí el gesto. Mi novia- Uno al cual la hija de puta de Rivera se encargó de destruir. Sólo dos semanas le bastaron -dejo escapar un sonido entre gruñido y bufido que me puso los pelos de punta- ¿Y sabes por qué lo hizo? ¡Porque se le dió la puta gana! Nunca me inmiscuí en sus negocios, pero en cuanto supe que estaba tramando algo en mi contra, tuve que investigar. Sólo fui a su casa a hablar con ella, pero ya había desaparecido -sacudió la cabeza mientras se cruzaba de brazos y se paraba frente a mí- Luego comenzó a hacerlo. Uno por uno destruyó todos y cada uno de mis negocios. Y, querida, entenderás que debo vengarme, ¿verdad? -otra vez aquella sonrisa escalofriante.
-Ella no es mi novia
-¿Perdón?
-Samantha no es mi novia
Nicolás frunció el ceño.
-¿Y entonces por qué te tiene contigo? -me limité a encogerme de hombros- ¡Responde! -no lo hice, no podía hablar sin que se me quebrara la voz- Sueltenla -espeto, visiblemente furioso. En ese instante, dos hombres comenzaron a liberar mis manos y pies con rudeza, y me empujaron hacia adelante para dejarme de pie- Aprenderás a obedecer, te guste o no, ¿Oíste perra? -Nicolás se acercó tanto a mí que podía sentir el olor rancio y desagradable de su aliento, y tomó mi rostro con una mano, apretándome y haciéndome daño- ¿¡Oiste perra!? -me quedé sin aire cuando impactó el puño de su mano libre sobre mi vientre, haciéndome doblarme del dolor. Me soltó la cara, dejándome caer al suelo, y quedé tendida de lado sobre el frío cemento, intentando recuperar la respiración- Creo que me quedaré contigo. Eres bonita, y una vez que haya asesinado a la idiota de Rivera, serás mía -soltó una risita aterradora, mientras me empujaba con un pie hasta dejarme boca arriba- ¿No te entusiasma la idea? -pareció enfadado al no recibir respuesta alguna, y pateó mi torso con fuerza, haciéndome rodar en el piso. Chillé. El dolor era insoportable. Lo sentía por todos lados, dejándome sin aire y llenándome los ojos de lágrimas. Automáticamente, rodeé mi vientre con ambas manos. Dios santo, no. Mi bebé no. Otro golpe. Volví a chillar, y sujeté mi barriga con más fuerza, poniéndome en posición fetal. Nicolás quedó en silencio durante unos segundos- ¿Sabes, Abril? -murmuró, mientras se hincaba a mi lado, y me apartaba el pelo de la cara con lo que casi parecía ternura- Cuando golpeas a alguien, su primera reacción siempre es cubrirse la cabeza. Es lo normal -Nicolás inclinó la cabeza hacia un lado, inspeccionándome. No separé mis brazos de mi vientre- Excepto en unos pocos casos, en dónde las mujeres...ya sabes, tienen a alguien más a quien proteger -murmuró, clavando sus ojos directamente en mi barriga.
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Suya | Rivari
FanfictionElla era una mafiosa, ella una simple universitaria. Abril al ser secuestrada termina en las manos de una mujer como Samantha Rivera. Terriblemente poderosa, posesiva y seductora. Samantha no sabía porque la había aceptado como un "Regalo". Lo úni...