Capítulo 11

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Pov Abril Garza.

Me estiré y abrí mis ojos lentamente.

Todo esta muy oscuro.

Inspiré con fuerza, sonriendo al sentir el glorioso aroma de Samantha impregnado a mi.

Sentí su duro pecho en mi espalda, y su brazo rodeando mi cintura posesivamente.

Intenté moverme, pero Samantha emitió un leve gemido y me apretó con más fuerza. Roja como un tomate al recordar lo que había pasado hace unas horas, gire dentro de sus brazos, y me encontré con el rostro de Samantha a escasos centímetros del mío.

Dios santo, es extremadamente tierna cuando duerme.

Su rostro esta relajado, y sus labios no poseen aquella típica muestra sarcástica. Parece una niña pequeña.

Levante mi mano derecha para acariciar su mejilla con suavidad, y Samantha suspiró.

-¿Siempre miras a la gente cuando duerme?

No abrió los ojos, y su voz sonó muy baja.

Sonreí.

-Oh, sí. Es un pasatiempo de lo más entretenido

Samantha abrió los ojos durante unos segundos, y luego los volvió a cerrar, mientras una tenue sonrisa se expandía por su rostro.

-¿Ya es de noche?

-Si. Dormimos todo el día

-Mmh -Samantha rodó hasta dejarme debajo de ella. Y enterró su rostro en mi cuello.

-¿Qué haces?

-Tomemos un baño -se limitó a responder, para luego ponerse de pie y estirarme una de sus manos- Vamos

La tomé, y la deje guiarme hacía la gigantesca bañera.

-¿Por qué todo es tan grande aquí? -susurré, y ella solo soltó una carcajada, mientras abría la llave del agua caliente, y luego se giraba para verme intensamente.

Con un sonrojó, caigo en cuenta que estoy desnuda, igual que ella. Me apresuré a darme la vuelta, dispuesta a buscar algo con lo cual cubrirme en ese instante. Pero Samantha rodeó mi cintura y me estrechó con fuerza por detrás, enterrando su rostro en mi cuello.

-Estoy desnuda -susurré.

-Lo sé, y me encanta. Tu me encantas -me hizo girar entre sus brazos y me sonrió torcidamente- ¿Pensaste que nos íbamos a bañar vestidas o qué?

Rodé los ojos, apretandome más contra ella para cubrir mi desnudez, y Samantha gruño levemente.

-No estoy acostumbrada a andar desnuda frente a... la gente

-Demos gracias a Dios por eso -susurró, y luego me tomo en brazos, sumergiendome en la bañera. El agua estaba caliente, y me relajé en cuanto entré en contacto con ella- siéntate -me ordenó, y obedecí con una ceja alzada mientras la veía.

-Eres una dictadora -le reproche y Samantha sonrió mientras se metía en la bañera detrás de mí, quedando con sus piernas a mi alrededor y su pecho contra mi espalda.

Me abrazó, mientras dibujada círculos imaginarios sobre vientre, y yo inhale con fuerza al sentir su erección contra mi baja espalda.

-Me gusta que me obedezcan -respondió con simpleza.

Estuve a punto de contestarle, pero remplace las palabras mordaces por un gemido en cuánto su mano entro en contacto con mi intimidad.

-Samantha... -me mordí el labio con fuerza, sintiendo sus hábiles dedos acariciarme allí abajo.

Suya | RivariDonde viven las historias. Descúbrelo ahora