𝟏𝟑: 𝒅𝒆𝒇𝒆𝒄𝒕𝒐

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—No puedes ser más idiota...

—¿Cómo que no?— cuestiona Luscinda, tomado ese insulto como un osado reto.

Al final, Luscinda decidió no pertenecer a la revolución.

Tiene sus razones... son cortas y claras:
   
La primera:
Necesitaba un arma, y la marina tiene al mejor científico; desde usar las piedras de mar como esposas y cascos para los barcos, hasta el proyecto pacifista. Vegapunk es el hombre ideal para crear el arma que ella desea... Y ella desea un arma que sea compatible con su sangre.

La segunda y más importante:
Por este tiempo Barbanegra entrega a Ace a los marines.

Y el pirata se convierte en uno de los Shibukai.

Quería ese hombre muerto.

—¿Como lo harás si vas a llegar con alas? — cuestiona Garp.

— Puedo ocultarlos, las controlo a mi voluntad.

Luscinda es una lunaria defectuosa.

Los florecimientos son solo una vez, y las alas negras son para toda la vida. Sin embargo, un error genético hizo que las alas de Luscinda fuesen flexibles y éstas se encogen (o en casos de emergencia, desaparecen) a su voluntad.

Luscinda sacude su espalda y mueve los hombros circularmente, parecido a una persona bailando salsa. Garp observa como lentamente los alones (son tan parecidos a las alas de un pollo desplumado) se encogen, hasta quedar del tamaño de una palma de mano.
   
— Nada más que un poco de desventajas genéticas para evitar problemas.

— ¿Volverán a crecer?

— Sí, son huesos, pero huecos. — Luscinda se abriga con un suéter delgado — Son las únicas partes de mi cuerpo que puedo modificar, aparte de mi sangre. Es una lastima que deba hacer esto, las plumas ya se estaban formando, pero si los mantengo, se darán cuenta. A lo contrario de mi madre, quiero mostrarlas... son bellísimas.

Luscinda y Garp suben a la cubierta, encontrándose con Dragon y Sabo. Mientras Garp se lleva los objetos de Linda a su barco, los altos mandos conversan por los últimos preparativos para que los marinos vuelvan a Marineford.

Linda se mantiene lejana a esa charla debido a estar enfrascada en sus pensamientos.

Madre... ¿Estaré haciendo lo correcto?

— Tu... me dijiste que luces como tu madre. — Dice Dragon, haciendo volver a Luscinda de su ensoñación.

— ¿La conoció?

— No personalmente. Había una recompensa... ella y otros sujetos de pruebas. — Dice con misterio en las últimas palabras.

Quizás... sabe de Kaido y Alber.

Luego de pensarlo unos minutos, Luscinda, que sabe que ellos pueden usar mejor la información que reciben, les relata el infierno que su madre pasó a manos del gobierno:

— Los científicos, intentaron crear a un soldado perfecto, una mezcla de humanoide y cyborg... la sangre de los lunarios bajo el mandato del gobierno.

»— Ella fue el prototipo, la yegua de cría para traer a los futuros guerreros del gobierno mundial. Mi madre, fue la productora de óvulos durante años... su cuerpo, era modificado hasta que su útero fuese fértil. Fue inseminada las veces que ellos determinaban, y esperaban a que comenzara la concepción.

— ¿Con éxito?

— Que bah, fue un total fracaso. Ningún embarazo culminaban, todos eran abortos espontáneos. Y el feto que más resistió tenía dos meses.

Nadie supo que ella los provocaba — se dice Luscinda — la sangre venenosa no los mataba, pero los golpes, los brebajes, los defectos del mismo feto sí que lo hacía.

Marceline siempre tuvo la carga, la culpa, por haberlos matado de manera conciente... Si los hubiera tenido o no, seguiría siendo la incubadora del gobierno.

Su madre nunca supo que conocía de sus años en el laboratorio, ser chismosa debería ser un crimen para una niña de ocho años.

Dragon, Sabo y los altos mandos palidecen al oír cada relato de la  historia de Marceline, provenientes de la boca de Luscinda, la hija.
Sabían de las maquinaciones de parte de la marina, y de las oscuras artimañas del gobierno mundial. Dragon aún recuerda la aniquilación de la isla de Ohara, la masacre de los eruditos y civiles por igual. Y ahora, no sólo el gobierno tuvo una isla que llevaba a cabo experiementos, sino que usaron a gente inocente para llevar a cabo sus ambiciones.

— Nunca seré una marine de corazón — Confiesa Linda — Sin embargo, sé que debo fortalecerme e informarme ¿qué mejor que estar en el lugar donde están mis enemigos?

—¿Que hay del chico del cabello rosa?— pregunta sabo.

— Koby es la excepción, al igual que Garp y  Smoke... Kuzan quizás se salva también. Hay buenos marines, pero no pueden con los enormes problemas internos. cinco buenos marines no son nada contra los líderes de la marina que hacen la vista a un lado ante la corrupción en el gobierno.

— Oye mocosa — comenta Garp que recién llega — no iba a perseguirte si ibas con dragon.

— Que alivio — responde Luscinda sarcástica — realmente no estaba interesada en unirme a la revolución... y tampoco quiero ser parte de la marina. simplemente quiero vivir en este mar, saborear las comidas, sentir las distintas tierras, oler lo que el viento lleva en sus viajes y ver paisajes nunca vistas.

— El viento...

— Sé que no viaja Ricitos, era un decir.

— Sé que no viaja Ricitos, era un decir

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𝕆𝕁𝕆𝕊 𝕀ℕℂ𝔸ℕ𝔻𝔼ℂ𝔼ℕ𝕋𝔼𝕊 || 𝒐𝒏𝒆 𝒑𝒊𝒆𝒄𝒆 ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora