Solo es una historia que escuché de la Luna

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Erase una vez, en un país muy lejano, una familia como otra cualquiera o quizás no, en ella no existían hadas, duendes o seres mágicos, pero en esta historia si existía una madre, una niña y un temible lobo.

La madre cuidaba a su pequeña cada día, la trataba con mimo, con amor maternal, incluso con algo de recelo, la niña tenía una vida como la de cualquier niña de su edad, o quizás no. Estudiaba, tenía amigos, parecía feliz, pero eso era antes de que la luz de la luna iluminara el bosque y como todos sabemos, cuando la luna aparece los lobos aúllan a su son, un son mudo, un son tétrico que hiela la sangre y te deja inmóvil en un rincón. por algo el miedo más profundo tiene que ver siempre con la oscuridad, porque es donde moran los seres más infames.

El lobo de esta historia no vestía de abuelita, no corría por el bosque antes de que la pequeña pudiera llegar con su cesta a ninguna parte, este cada noche caminaba por sus tierras hasta que hambriento llegaba a casa, el aroma del desespero, de la infamia era su vestimenta cada noche, sus gruñidos la madre ya ni podía soportar, simplemente se hacía una nada y se lanzaba al olvido de cualquier lugar apartado de la casa, sabía lo que iba a ocurrir, mientras escuchaba los pasos a su alrededor acercándose a la figura de su deseo.

Cada noche era lo mismo, la luz de la luna asomaba por la ventana la cual hasta ella temía mirar dicha escena, el lobo vestido solo con los rayos que se colaban recelosos por la ventana, tomaba las prendas de la pequeña caperucita y las desgarraba sin piedad alguna, como cada noche, solo el aullaba mientras la pequeña lloraba en silencio, el devoraba sin que ella pudiera escapar, solo miraba a la luna como cada noche, como si esta pudiera darle algo de consuelo, deseando por fin que el lobo se sintiera complacido de consumirla y se retirara a descansar.

Lo Que Solo Contamos En La OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora