Domingo

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Odio los domingos, es cuando tenemos que ir a visitar a papá, el siempre fue un hombre extraño, nosotros somos ocho hermanos, pero lo que odio de ir a visitarlo es su asqueroso guiso. El siempre lo cocina cuando vamos pero tampoco es lo peor que he probado. Hay algo aún peor, el extraño sabor de la carne y la extraña caja de dientes humanos que guarda desde que éramos pequeños, siempre decía que eran nuestros, de cuando se nos caían, pero no lo creo...son demasiado grandes. 

La ultima vez que fuimos a verlo, me di cuenta de que tenía varios de ellos más, todos impolutos, al igual que me di cuenta de que uno de mis hermanos había faltado a la cita, lo llamé pero no me cogió el teléfono, pensé que estaba ocupado, pero por horrores del destino descubrí su paradero. 

Fue a la hora de comer cuando, llevándome una cucharada de guiso a la boca noté una extraña marca en aquella carne, siempre supe que mi padre era despistado, pero no tanto como para que se descuidara tanto que matara y troceara a mi hermano, para después dárnoslo a comer. Lo raro y descuidado no fue eso, sino que no tuvo miramiento ni siquiera en desechar la parte del brazo donde llevaba aquel tatuaje. 

Lo Que Solo Contamos En La OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora