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SURI.

—¡Esto no está funcionando!

El grito de Liam hizo poco por calmar el dolor de cabeza que comenzaba a latir sobre mis ojos. Dos horas. Eso era lo que llevábamos de pie bajo el fuerte sol de verano mientras Liam lloriqueaba sin cesar sobre lo malo que era disparando. El hecho de que su arma aun estuviese cargada y que la única bala que había sido disparada había salido de mi propia Glock, demostraba el porqué de mi frustración. Porqué, vamos, ¿cómo rayos sabes que lo haces mal cuando ni siquiera lo has intentado realmente?

Había sido enviado a enseñarle a Liam a utilizar el arma que le habían obsequiado luego de que Niall quisiera utilizar blancos humanos para, según él, hacer la clase más entretenida. Kaled lo había observado como si estuviese loco por varios segundos antes de destituirlo de su puesto de profesor y colocarme a mí en su lugar. No me gustaba el empleo. Niall por su parte no se había quejado demasiado, es más, nos había estado observando desde dentro del auto con una expresión de puro deleite en su rostro, seguro tenía el aire encendido ya que se lo notaba fresco como una lechuga.

Maldito hijo de su irlandesa madre.

—Mierda. —maldije cuando el sonido de un disparo me tomo desprevenido. Volteándome, miré con frustración a Liam en el suelo con una expresión totalmente desorientada. Sonreí antes de señalarlo con el dedo y decir: — ¿Ahora ves porqué he estado insistiendo en el equilibrio?

—Uff —el aire salió de golpe de sus pulmones mientras se sentaba en el suelo y miraba el papel con forma de silueta humana que Dacel había conseguido y había colgado a varios metros de distancia—. Creo que le pegué.

—Imposible. —negué.

—En serio, creo que lo hice.

Mire en la misma dirección, pero al ser una textura oscura se me hacia difícil distinguir si tenía algún hueco por algún lado. Extendiendo la mano hacia el castaño, lo ayude a ponerse de pie y caminamos juntos hacia el papel. El mismo colgaba de uno de los árboles que bordeaba el predio despoblado donde Niall nos había llevado para que nadie se diera cuenta de lo que estábamos haciendo.

—¡Si le pegue! —salto el castaño, arma en mano, como un niño pequeño al que le regalan el cachorro que tanto pidió.

—Hey tranquilo, compañero. —extendí la mano y le quité el arma antes de que se auto-disparara o lastimara a alguien más, como a mí.

—¡Mira, Suri, si le pegue!

Efectivamente, lo había hecho. Un pequeño hueco resaltaba en la parte superior de la silueta, un poco más abajo del hombro. No habría sido una herida mortal, pero si lo suficiente para detener a alguien si estas intentando escapar. Seguro tener una bala metida casi en tu pecho hace que hasta el más macho alfa de los alrededores se ponga a llorar como una nenita.

Liam saltó a mi lado nuevamente, como si esperara mi aprobación. Le sonreí—. Felicidades, hermano —dije recibiendo la expresión de pura felicidad que esperaba, lamentaba tener que romper su burbuja—. Pero que le hayas pegado no quiere decir que seas capaz de utilizar un arma aún.

—¿Por qué no?

Porque te caíste de culo y le pegaste de pura suerte. Aunque quería decir eso, en su lugar hice un gesto hacia el muñeco—. Debes mejorar. Además, está el tema del equilibrio. Pero creo que lo hiciste genial por hoy.

Eso me valió una gran sonrisa. El niño era demasiado fácil de complacer y eso me agradaba. Por esa razón era que me pegaba tanto a él, Liam tenía la dulzura e inocencia que a mí me faltaba la mayoría de las veces. Seguro el chico no había pasado ni la mitad de lo que yo había tenido que soportar y aunque sabía que una parte, muy en lo profundo de mi, sentía celos de ello también agradecía que nunca hubiese estado en mi lugar ni por un día de su vida.

Salvame |Kaled/Suri|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora