ESTE CAPÍTULO TOCARÁ TEMAS MUY SENSIBLES COMO EL BULLYING, LA DEPRESIÓN Y OTROS. ES LA RAZÓN POR LA QUE LA HISTORIA TIENE LA ETIQUETA DE AUDIENCIA MADURA.
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EN EL CAPÍTULO ANTERIOR
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―Bueno, ya sabes lo que dicen―regresó―. Ladrón que roba al ladrón tiene mil años de perdón. En este caso, siento que es algo de justicia...
―No lo sé, pero debemos apurarnos―dijo Rubén―. En unos minutos tendremos nuestra siguiente clase.
Ya habiendo almorzado, los tres se dirigieron a sus respectivos salones. <<No sé quién eres pero esto no ha terminado>> pensó el chico mientras caminaba.
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Una semana después
Conforme los días fueron pasando, Rubén se dedicó a rastrear la Black Cat. Recorría las calles, columpiándose a altas horas de la noche. Incluso llegó a perder muchas horas de sueño. No sabía el por qué, pero en cierta forma fue un golpe duro a su orgullo el haber fallado en capturarla.
Desafortunadamente, no pudo encontrar ningún rastro de ella. Justo ahora se encontraba dormido en su cuarto, respirando muy lentamente. Puede que tenga una resistencia sobrehumana, pero hasta el mayor héroe de la ciudad de Nueva York necesitaba descansar.
De pronto, la alarma de su celular volvió a sonar. Rubén tomó torpemente el dispositivo después de haberlo tirado la primera vez que sonó. Abrió sus cansados párpados y miró a la pantalla solo para asustarse.
― ¡¿QUÉ?! ―gritó levantándose rápidamente―. ¡MALDICIÓN ME QUEDE DORMIDO Y LLEGARÉ TARDE!
En la universidad Empire State
― Buenas tardes a todos. Junten sus brillantes cabezas porque hoy discutiremos sobre la desmercurización...
La voz de la profesora Sarah Williams resonaba en cada rincón del salón de clases. Era una mujer afroamericana que regularmente vestía una bata de laboratorio. Varios de los estudiantes ponían atención, otros se distraían con una que otra cosa y había una alumna que tomaba apuntes como loca. Meera escribía sus apuntes de una manera rápida y constante, casi sin perder ningún detalle.
