Rhino pronto entendió que no iba a poder seguir luchando si no salía de allí. Se dio la vuelta e intentó ir a afuera, pero Spiderman lo derribó con una patada en la cara. Rhino intentó levantarse pero solo recibía golpe tras golpe del arácnido, sin ser capaz de moverse, además de que su armadura comenzaba a calentarse.
Todo había acabado.
― Por favor...para...no quiero...más
―Muy bien, tortuga más grande del mundo, ahora me dirás quién es el Devilman―contestó Spider-Man.
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En uno de los edificios más altos y extravagantes de la ciudad de Nueva York, era donde vivía uno de los hombres más poderosos del mundo criminal. Aquel a quien todos conocen como el Devilman, pero para el resto del mundo era el mayor filántropo y millonario: Martin Li.
Spider-Man había logrado sacarle la información a Rhino, después de haberlo derrotado en el alcantarillado, y no tardó mucho en atar los cabos sobre la identidad del hombre que lo quiere muerto. Logró infiltrarse en el edificio, a través de los ductos de ventilación y eliminando en silencio a los guardias de vigilancia.
No tardó mucho en llegar a la oficina del jefe maestro. Al entrar, dos hombres entraron de repente y apuntaron con sus armas, pero el arácnido justiciero fue más rápido al enredarlos con telaraña y pegándolos al techo con una agilidad y velocidad sorprendentes.
―He venido a ver al señor Li―dijo el héroe al estar sobre el escritorio.
El hombre al que buscaba se encontraba de espaldas, mirando la ciudad en la comodidad de su asiento antes de responderle a Spider-Man.
―Debiste haber hecho una cita. Pero tal vez haga una excepción para el héroe del día. Yo soy Martin Li...
― ¡Por favor, tú eres el Devilman! ―respondió de manera acusatoria el enmascarado.
―He tenido muchos nombres en mi vida―respondió mientras se daba la vuelta y encaraba a Spider-Man―. Mi favorito es Mr. Negative.
Era un hombre de rasgos asiáticos muy marcados, con una mandíbula recta y fuerte, un peinado corto y vestía un fino traje italiano de la más alta calidad. Tanto su cabello como sus ojos eran oscuros, dándole un aspecto intimidante.
― ¡No se atreva! Acabo de vencer a Rhino, un gorila con traje...
El arácnido no pudo terminar la frase antes de recibir un manotazo que lo mandó volando hacia el piso. Spider-Man se reincorporó de inmediato pero se dio cuenta de que el hombre ya no se veía como antes. Su piel se oscureció, al mismo tiempo que sus ojos, su cabello y traje se cubrían de una energía blanca y resplandeciente. Puso la mano en el escritorio y con mínimo lo aventó a la ventana, haciendo que este callera. << ¿Qué demonios...?>> se preguntaba el enmascarado.
