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EN EL CAPÍTULO ANTERIOR

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Spider-Man se quedó callado un momento antes responder con tristeza:

―No...No puedo. Lo siento...

―Valía la pena tratar―respondió Meera.

Sin verlo venir, la chica se acercó al arácnido y plantó un beso en su mejilla. Spider-Man se quedó congelado ante dicho acto y se le quedó mirando a Meera antes de que esta se fuera caminando lejos del lugar.

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Prisión femenil de Litchfield, Nueva York

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Prisión femenil de Litchfield, Nueva York

― ¡Muy bien señoritas, ahora de dormir!

Olivia Octavius regresaba caminando cabizbaja a su celda. Ya había pasado cierto tiempo desde que fue encarcelada por la intervención de Spider-Man. Sin embargo, su odio fue creciendo con el tiempo. En su mente perturbada, Osborn tenía que pagar, pero no podría hacerlo si ese insecto estaba en su camino.

Dobló a la izquierda y llegó a su celada, localizada al fonde del pasillo C. Fácilmente hubiera escapado de esos barrotes con sus brazos mecánicos, pero al ingresar los desmantelaron y la dejaron indefensa. Indefensa ante las otras reclusas que se aprovecharon de ella. El lugar no era espacioso y solo tenía una sola cama.

Se acostó y trató de dormir, pero el dolor en su columna la aquejaba. El incidente que la volvió en un monstruo tuvo unas secuelas desastrosas, tanto física como psicológicamente. Con una parte de metal adherida a su cuerpo sufría dolores fantasma ocasionales, en especial en la noche.

<<Si tan solo pudiera salir...No hay duda de que los aplastaría a ambos>> pensaba en sus adentros. Gruño por el dolor antes de volver a darse la vuelta, tratando de finalmente conciliar sueño. Pero algo extraño pasó.

De la nada, las luces de su celda comenzaron a parpadear hasta que se prendieron totalmente.

― ¿Qué demonios...? ―dijo Olivia mirando el foco.

Pronto, una extraña entidad salió del foco y se materializó frente a ella. Olivia no podía creer lo que estaba pasando y se retrajo asustada. La figura pronto se materializó en un chico de piel azul resplandeciente.

― Doctora Olivia Octavius... ―dijo Electro―. Por fin nos encontramos.

― ¿Q-Quién es? ―preguntó la mujer.

―Tu pasaje de salida, doctora.

La mujer se levantó y se puso frente al hombre flotante eléctrico.

𝐒𝐏𝐈𝐃𝐄𝐑-𝐌𝐀𝐍: 𝐓𝐈𝐄𝐑𝐑𝐀 𝟒𝟑𝟏𝟐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora