38. calmo in una tempesta.

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capítulo treinta y ocho
CALMA EN UNA TORMENTA

capítulo treinta y ochoCALMA EN UNA TORMENTA

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▃▃▃▃

Sam y Jared habían perseguido a los Cullen y a Leonardo en medio del bosque mientras Jacob distraía al resto de los chicos, prometiéndoles que si Chiara moría, sería él mismo quien destruiría a la criatura en su vientre.

Ni Carlisle ni Leonardo alcanzaron a llegar para atender a Chiara cuando esta entró en el punto más crítico de todo el proceso.

La criatura en su vientre estaba pateando para salir mientras ella despertaba poco a poco y se retorcía de dolor ante eso. Y cuando por fin abrió los ojos, todo empeoró.

Sus ojos, antes rojos, ahora estaban brillando de color dorado. Unos enormes colmillos adornaban la sonrisa que Sam más disfrutaba y Edward tuvo que alejar a Antonella y Rosalie para evitar que los zarpazos que Chiara lanzaba las hirieran.

—¡Jacob! —llamó Edward y el lobo llegó en seguida— Ayúdame a sostener sus manos, cuidado con las garras y los dientes. —dijo y Jacob obedeció— Rosalie, inyecta la morfina.

—Pero Carlisle...

—¡Hazlo, Rosalie! —exclamó Edward viendo cómo Antonella estaba en shock.

Rosalie inyectó la morfina y en segundos, tanto Carlisle como Leonardo escuchaban todo por el teléfono y ni se diga los miembros de la familia que estaban afuera de aquella sala. El cuerpo de Chiara volvió a su antigua normalidad, débil y casi moribunda. Pero eso no le impidió gritar de dolor cuando sintió al bebé moverse bruscamente.

Y Chiara comenzó a pujar.

Cuando Jacob preguntó por la cesárea, Carlisle al altavoz afirmó que era tarde para una. Y que la híbrida tendría que arriesgarse para dar a luz a su bebé. Así que Jacob y Antonella tomaron las frágiles manos de la embarazada, dándole apoyo mientras Edward recibía al bebé y Rosalie salía de la habitación rápidamente ante el olor de la sangre.

—¡Ya sácalo! —gritó la híbrida apretando las manos de su prima y de Jacob con la poca fuerza que le quedaba.

—Una vez más, Chiara. —pidió Edward sosteniendo parte del cuerpo del bebé.

Y unos segundos más tarde, el llanto de un bebé se escuchó en toda la casa. Rosalie entró nuevamente tranquila para recibir al bebé.

Es un niño. —le sonrió la rubia y la italiana mayor no pudo verlo bien pues volvió a gritar de dolor.

—¿Edward, qué ocurre? —cuestionó Antonella.

oi, 𝔡𝔞𝔫𝔤𝔢𝔯𝔬𝔲𝔰 𝔞𝔣𝔣𝔢𝔠𝔱𝔦𝔬𝔫 ; sam uley ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora