48. la fine di un'era.

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capítulo cuarenta y ocho
EL FINAL DE UNA ERA

capítulo cuarenta y ochoEL FINAL DE UNA ERA

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▃▃▃▃

—Lástima. No me dejaste otra opción, bella mía.

Chiara sabía lo que esas palabras significaban y tan solo bastó con que Aro chasqueara los dedos para que la Guardia comenzara a atacar.

El caos estalló en un instante. Sam, Jacob, Damien y Eliza corrieron con la velocidad del rayo hacia el límite del bosque. Sam se volvió en el aire, en su forma de lobo alfa, lanzando un último rugido, como una promesa. Volvería.

Pero ahora, Chiara quedaba en medio del caos.

Aro, Caius y Marcus se mantuvieron en su lugar, "pacíficos". Mientras, los Cullen, las manadas y los brujos se enfrentaban a pocos vampiros.

El primer ataque fue tan veloz que apenas lo sintió. Diez vampiros, los más letales de los Volturi, cayeron sobre ella al mismo tiempo. Y su instinto fue lo único que la salvó.

Chiara se deslizó bajo el primer golpe, giró con una agilidad impresionante, quebró una mandíbula con la rodilla y de inmediato arrancó sus cabezas. El cuerpo cayó hecho trizas.

Pero no bastaba. Porque esta no era una batalla más. Esta era una declaración de guerra. Una que había estado esperando desde siempre, una a que marcaría el fin de una era.

Cada parte de su cuerpo sabía cómo moverse, cómo matar. Ella había sido entrenada para matar, había sido hija del caos antes de ser madre.

Y ahora, la asesina estaba de vuelta.

Los lobos los rodearon. Paul, con un aullido desgarrador, arrancó la espina de un vampiro con los colmillos, mientras Embry le partía el pecho a otro como si fuera papel. Jared se lanzó a través de dos enemigos al mismo tiempo, despedazándolos con una mordida letal, una estrategia que Chiara le había enseñado.

De pronto, Chiara se frenó, Alec la envolvió con su niebla y Jane la quemó con su poder.

Chiara gritó, no por dolor, sino por la rabia de verse contenida. Sus piernas cedieron, sus manos tocaron la tierra cubierta de nieve, y las manos de la muerte rozaron su cuello cuando Dimitri y Félix se acercaron.

—Demasiado fácil —murmuró Dimitri.

—Una decepción, ella es la híbrida a la que todos temen —se burló Félix, tomando su cuello entre sus dedos.

Y en ese instante, Chiara sonrió, con esa maldita sonrisa.

La misma que usaba antes de incendiar castillos. La que mostraba antes de arrancar corazones y cabezas. Esa que Sam había amado desde el primer día.

oi, 𝔡𝔞𝔫𝔤𝔢𝔯𝔬𝔲𝔰 𝔞𝔣𝔣𝔢𝔠𝔱𝔦𝔬𝔫 ; sam uley ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora