49. le notti che non muoiono mai.

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capítulo cuarenta y nueve
ESTAS SON LAS NOCHES
QUE NUNCA MUEREN

capítulo cuarenta y nueveESTAS SON LAS NOCHESQUE NUNCA MUEREN

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queridos lectores, hay una nota al final del cap
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El terreno de aquella casa, que alguna vez estuvo llena de risas y amor, ahora estaba poseída con un aura demasiado tensa. Todos los testigos se encontraban esperando afuera de la casa de Chiara y Sam, hablando de lo ocurrido en la batalla de hace algunas pocas horas, otros se mantenían en silencio, y tan solo unos cuantos, rezaban por ella.

A unos cuantos metros, Brianna sentada junto a Seth, estaba recargando su cabeza en el hombro del Quileute mientras él apretaba su mano en señal de apoyo, también estaba asustado. Frente a ellos, Paul, Embry, Jared, Quil y Jacob sentados en un tronco, callados ya que nadie se atrevía a hablar. Pues Damien y Eliza estaban recostados en una manta junto a ellos, tomados de las manos, tan solo mirando al cielo.

Sam, que estaba sentado en una roca, miraba a sus hijos y de alguna forma, en medio de todo el caos, le brindaban serenidad. Antonella sentada junto a los mellizos, arrancaba un poco de pasto con la intención de distraerse, o al menos intentarlo.

Pero en un instante, Sam se levantó y caminó un poco hacia el bosque, Antonella siguió a su cuñado, pues sabía que necesitaba hablar con alguien.

—Me siento tan inútil aquí. —confesó Sam— ¿Tú sabías? —preguntó luego de unos segundos.

—No tenía idea. Soy su hermana, pero no su total confidente, Sam. —respondió Antonella con cierta tristeza— Zia siempre se guardaba este tipo de cosas. Porque prefiere salvar a otros antes que a ella, aunque la mayoría creyera lo contrario. La tía Beatrice decía que ese era su don y su maldición.

Y sin poder evitarlo, Sam se soltó en llanto. Antonella lo miró y pudo ver la tristeza y la angustia carcomiéndolo, así que tomó su mano y le dio una pequeña sonrisa. Sam abrazó a su cuñada.

—Va a estar bien, es Chiara. —aseguró Tony, y Sam decidió aferrarse a eso, al igual que ella.

Mientras, en la habitación, todo se había sumido en una quietud tensa, todos estaban en silencio. Los rostros de los brujos presentes, los de Carlisle y Leonardo, eran graves, tensos. Habían intentado todo. Cada hechizo, cada ritual, cada encantamiento que conocían... pero todo había fracasado. La herida en el abdomen de Chiara aún no cerraba por completo y el daño en su interior era demasiado profundo.

Después de todo, la combinación de vampirismo y licantropía que corría por las venas de Chiara hacía que su cuerpo fuera un campo de batalla implacable. Era tan poderosa como hermosa, pero ese poder había comenzado a desbordarse con el veneno que la consumía lenta y dolorosamente.

oi, 𝔡𝔞𝔫𝔤𝔢𝔯𝔬𝔲𝔰 𝔞𝔣𝔣𝔢𝔠𝔱𝔦𝔬𝔫 ; sam uley ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora