El hijo bastardo del Diablo - (La Semilla Del Diablo)

†CAPÍTULO 3†

†3†

Algo maligno vendrá a mí, algo profano, algo siniestro, algo ¿Desconocido?

Mi futuro está maldito; siento un sabor amargo recorrer por mi garganta. Pero tenía una pregunta, ¿Alguien me está haciendo brujería?

Puede ser posible, todo en Garvale es posible.

—¡Mamá! ¿Cómo puedo librarme de esta maldición o brujería que tengo?

Estaba preocupado, sobre la maldición que tenía, esas no se hacen solas; alguien quiere hacerme daño o advertirme algo.

Las maldiciones de sangre tienen dos objetivos:

1- Significa que alguien quiere dañarte.

2- Alguien quiere advertirte que algo más oscuro vendrá a tí, y tienes que prepararte para lo que viene.

—Derian, primero tenemos que ver que te quiere decir la sangre en tu sopa— dice mi madre mientras busca un huevo para hacerme una prueba.

Un huevo embrujado sirve para ver que tan fuerte es la maldición; tienes que romperlo y depende del color que esté, es el significado.

—Rompe el huevo en este recipiente— mi madre me da una taza y el huevo.

Mi madre me miraba impacientemente, al igual que Terence; ellos estaban esperando que lo hiciera.

Agarro el huevo, lo golpeo levemente contra el recipiente y lo abro. Para describir lo que había en el recipiente me faltan palabras, era asqueroso, el huevo se convirtió en un líquido parecido a petróleo, burbujeaba, tenía un olor putrefacto e incluso puedo decir que hasta se movía.

—Como lo suponía— dijo Terence con un cara de asco al ver el recipiente. —Alguien te quiere advertir algo.

—¿Pero quién?— preguntó mi madre inquietada.

—No tengo ni la más mínima idea— afirma Terence mientras se aleja de la cocina.

Al quedar solamente mi madre y yo en la cocina, le quería hacer unas cuantas preguntas.

—Madre— estaba algo nervioso. —¿Fuí maldecido al nacer?

Mi madre abrió la boca exageradamente.

—¡Por supuesto que no! ¿Quién te podría maldecir Derian?

—Tal vez... ¿Mi padre?

Las ventanas de la cocina se abrieron de impacto, una fuerte brisa entró y derribó gran parte de los platos y utensilios que había; mi madre fue a cerrarlas de inmediato, luego de haberlo hecho se dirigió a mí. —¡No vuelvas a mencionar a tu padre!

Perdí la calma.

—¿Por qué?, ¿Por qué no puedo hablar de mi padre, cuál es el misterio?

Mi madre caminaba impacientemente por la cocina. —¡Porque no! Te lo he dicho mil veces; no quiero hablar acerca de tu padre, ¡Entiéndelo ya!

Sentí un presentimiento, algo me decía que mi maldición tiene que ver con mi padre; pero si mi madre no me quiere dar información de él, no podré encontrarle una solución a el asunto.

—Si algo malo me pasa, me corrompe, o me destruye— le dije entre los dientes. —Será tu culpa.

Salí de la cocina enfurecido, poseído por el enojo.

—¡Derian no te vayas!— gritó mi madre, pero no le hice caso.

Salí de la cabaña, necesitaba respirar, relajarme. Me sofocaba en la casa, estaba harto de que mi madre me siguiera negando información de mi padre; soy un adulto, tengo derecho de saber de mi padre, no es justo que ni siquiera sé su nombre.