Cherry Blossom Boy- Leon x Sandy 🍒

XVI

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-Leon, ¿Eres gay? -preguntó sin descaro alguno la menor de ambos a la par que le partía el trasero en una carrera al mayor en Mario kart.

-...¿¡Qué!? -la expresión del moreno rostro cambió inmediatamente a una intrigada y molesta, chocando y saliéndose de la pista- ¡¿Qué te hace pensar éso!?

Una enorme carcajada salió de la boca de Nita, la pregunta lo había alterado tanto que su cara era jodidamente graciosa, acción ofensiva a los ojos del castaño; gruñó tal cual un animal.
-¿¡QUÉ!? ¿QUÉ DA TANTA RISA!?

-Sospechoso. -siguió riendo.

-¿¡Qué carajos es sospechoso, Nidia? -la ojicafé titubeó, oír a su hermano mayor decir su nombre sin apodo nunca era un buen presagio.

-Uh.. Tranquilizate. Me parece muy sospechoso que... Siempre que te digo gay no te importa pero esta vez te enojaste.-alzó los hombros en señal de duda, ganándose aún más molestia del contrario.

-.... ¿Y?

-¿Eres gay?

-Obviamente no! Si fuera gay no tendría novia... Tendría novio. Tonta.-"novio", lo primero que invadió su cabeza fue aquel lindo pelimorado, ni siquiera Jessie; simplemente Sandy. A ése punto ya ni se inmutó, prefirió optar por ignorar a su cabeza.

-Exacto y, ¿Sabes quién parece tu novio? -
-sonrió maliciosa.

-... Ni se te ocurra decirlo.

-Así es. Sandy!

-¡Te advertí que no lo dijeras! -se tiró hacía atrás, cubriendo su cara con un cojín de la vergüenza que sintió.

-Madura un poco, los gays existen.-rodó los ojos en clara molestia, quitándole el objeto de la cara.

-¡Pero yo no soy gay, Nita!

-¿Cómo sabes que no? -expresó serenamente, llenando a Leon de dudas aún más. Ella estaba en lo correcto, ¿Cómo podía saber que no? Carajo.

-¿Podrías callarte? Aquí a la que le gusta Sandy es a ti.

Volvió a reír nuevamente, era el colmo.-... Nunca dije que te gustara él.

Ya no eran sus mejillas, ahora toda su cara ardía en vergüenza con un notorio color carmesí.

-¡Dijiste que parecía mi novio! -cubrió su rostro con las manos, exaltado.

-Pero no dije que te gustara.

-.... [M. I. E. R. D. A.]

-Entonces, hermano, ¿Para cuándo le llevas la serenata? -miró pícaramente al ojirrojo.

-Cállate de una vez.-tomó a la castaña de su característico gorro para después bajarlo hasta la altura de su nariz, tapándole la mitad de la cara. Ella ya acostumbrada, lo acomodó nuevamente y suspiró cansada.

-¿Qué tiene de malo? Dios, Leon, relájate un poco.

-No me voy a relajar si me sigues llamando "gay".-expresó con entonación amenazante aunque no asustara ni a una mosca.