XV

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-Nita, deja de estar de encimosa. Seguramente estás incomodando a Sandy.-dijo con indignación al ver a su hermana menor pegada tal cual chicle al ojiamarillo, abrazándolo y recargando su cabeza en el hombro del ya mencionado.

-Leon sólo estar celoso. -sacó la lengua como provocación con una mirada de maldad en su rostro.

-¡¿Por qué lo estaría?! Sólo digo que invades su espacio personal. -enfocaba su roja mirada en Sandy que solamente evitaba pensar en que tenía demasiado cerca a la menor; por primera vez se estaba sintiendo incómodo con ella.

-Mentiroso! ¿Verdad? -Nita abrazó con más fuerza el brazo del moreno pelimorado.

-Uhmm... Sí (?

-No entiendo cuál es tu necesidad de interrumpir siempre que estoy con Sandy. -rodó los ojos en molestia e intentando contener las ganas de arrancarla del brazo ajeno.

-No interrumpo! Vine a decir que papá se dio cuenta de que no estabas, está muy molesto.

-¿Qué...?

Inmediatamente su expresión cambió a una de terror, debía ir cavando su propia tumba, no tenía ganas de afrontar las consecuencias de sus niñerías aunque fuese inevitable.
Los ojos amarillos lo miraron preocupado, Leon había sido regañado frente a él en más de una ocasión, conocía perfectamente la agresividad del adulto por lo que ahora sentía culpa.

-Será mejor que se vayan a casa. -se levantó finalmente de la cama, estirandose tal cual un perezoso gato, cosa que enternecio a ambos hermanos pero que al mismo tiempo no duraría por lo anteriormente comentado por Nita.

-Sandy tener razón. -la pecosa de dientes afilados suspiró, deseaba poder seguir disfrutando la cómoda estancia al lado del atractivo pelimorado pero no estaba dispuesta a aceptar un castigo.

-... Pff, a mi nadie me castiga. -sonrió pícaro a la vez que echaba una paleta a su boca, siendo mirado con desagrado por el ojeroso- ¿Qué?-

-¿No crees que es demasiado temprano para que estés comiendo dulces? -se acercó rápidamente, quitándole la paleta de la boca al castaño.

-¿Ah, sí?

-Sí, eres un camaleón malo. -dijo para después meter la paleta con saliva ajena a su fino paladar, lamiendo minuciosamente; aquella acción hizo sonrojar al pecoso.

Sandy se acercó nuevamente, acortando sus distancias y sintiendo la respiración agitada por el nerviosismo de su contrario, le regaló una sonrisa y sacó el dulce objeto de su boca, metiéndolo nuevamente en la del pelicafé. Lo miró sorprendido pero sin reproches, deseoso de que algo más que ése toque de labios indirecto fuera un delicioso beso de cereza.

...

-¡Leon! -sintió como una almohada impactaba su cabeza, sacudiéndose a los lados como muestra de confusión.

-¡¿Qué?!

-Estabas como en un trance.-la ojicafé aventó otra almohada al mayor. Sandy rió al ver una expresión molesta en el joven pecoso.

Cherry Blossom Boy- Leon x Sandy 🍒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora