[Vete a la verga, Wattpad, deja de cambiarme los guiones largos por cortos coño]
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Eran aproximadamente las 8 p.m de la noche en la casa de los hermanos Littlefoot, Nita había invitado a su mejor amiga pelilila a quedarse a una pijamada para seguir con sus travesuras y diversión mientras que su hermano mayor lo estaba pasando fatal, pues tan pronto llegó Bo le dio un enorme castigo por lo de la noche anterior el cual consistía en qué tenía estrictamente prohibido salir por 1 semana, ¡Su última semana de vacaciones! Y eso incluía no ver a su querido Sandy... Cómo si no fuera el colmo, también tendría que hacer todos los quehaceres domésticos sin ayuda alguna por 2 semanas; el hombre azabache sí que podía llegar a ser estricto con sus hijos, especialmente con Leon. Resentido por aquello, el camaleón no tuvo otra opción que aceptarlo y todavía ni le decía a su padre acerca de lo que había sucedido con su teléfono, si le contaba en ése momento estaría en aún más serios problemas.
—“¡Genial!” —pensó irritado.— Mi última semana de vacaciones castigado, sin celular y sin poder estar con Sandy...—un ademán de tristeza apareció en el rostro moreno. De todas las cosas, la última era la que más le dolía, pues aunque podía escapar de noche para colarse en la habitación del ojiamarillo no era lo mismo que pasar un día entero a su lado.
Un repentino toquido en la puerta de su habitación lo sacó de sus pensamientos repentinamente. Seguramente era Nita que como siempre venía a molestarlo.
—Ahora no, Nita. Lárgate.—alzó la voz con molestia en la entonación de sus palabras.
—¡No es Nita! —una voz femenina y algo chillona respondió alegremente, desconcertando al castaño.
—¿Quién es? —respondió curioso pero sin dejar de lado la molestia en su tono de voz.
—¡Bonnie! Ábreme.
—“Lo que me faltaba.”—musitó para después rodar los ojos. Siempre que la pequeña amiga ojimorada de su hermana se quedaba lo buscaba en vez de pasar tiempo con la anfitriona, pero no podía ser descortés, Bo y Stu eran buenos amigos.
—Ya voy... —al pecoso no le quedaba de otra, se levantó con rapidez y le dio paso a aquella chiquilla.
—Hola, Leon. —la voz de la menor aún era entusiasta aunque también podía notarse timidez.
—Hola. ¿Por qué no estás con Nita? —respondió lo más amable posible a pesar de verse notoriamente molesto.
—Porque ella está sirviendo los dulces! Además, quería verte.
—Ah. —hizo una pausa un tanto larga.— Ya me viste, puedes irte ahora. —dijo con una sonrisa forzada y fingida.
—No, no. Nada de eso. —Bonnie sin descaro alguno se paseó por el interior del cuarto ajeno, finalizando por lanzarse a la cama del chico castaño, haciendo enojar más a éste.
—Nita se va a preguntar por qué no estás allá-
—No importa. —le sonrió ampliamente mostrando su dentadura con un hueco.— Quiero hablar contigo... ¡De algo importante, sí!
—Hmmm. ¿Qué es?
—Nita me contó que te gusta alguien!
...
El mayor abrió sus rojos ojos como platos, esbozando sorpresa en su rostro.
—Que ella hizo... ¿¡QUÉ!?
—Lo que te dije, tonto. —rió inocentemente.— Pero también dijo que es un chico.—suspiró decepcionada, nunca tendría una oportunidad con el atractivo hermano de su mejor amiga y menos si éste es gay.
—¡No es cierto! —contestó con exaltación, sintiendo sus mejillas arder en rojo como sus luceros.— ¡Nita no sabe lo que dice!
La niña rió divertida al observar a aquel lindo jovencito sonrojado.
—¿Estás seguro, segurito? Porque tienes chapitas.
—... Bonnie, no deberías de creer todo lo que ésa osa mañosa te dice.
—¿Entonces no te gusta Sandy? —su pálido rostro se iluminó.
—¿¡También te dijo su nombre!? [Maldición, Nita...]
—O sea que sí es cierto...—susurró para si misma, susurro audible para el contrario.
—No. Ahora vete, por favor, tengo cosas que hacer.
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~ ᶜʰᵉʳʳʸ ᵇˡᵒˢˢᵒᵐ ᵇᵒʸ ᶜʰᵃᵖᵗᵉʳ ˣⱽᴵᴵᴵ
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Un preocupado pelimorado yacía dando vueltas por toda su habitación, pensando en si lo que estaba a punto de hacer era lo correcto. Quería, pero no sabía, si era una petición de la desagradable ojiverde muy probablemente el acto era más inmoral de lo que creía aunque aquella oportunidad podría ser perfecta. Tenía que pensar en el bien de su amigo antes que en sus propios sentimientos, lo que menos quería es ser un idiota egoísta, sólo quería hacer feliz a su príncipe de verde. Dejar a la cretina de Jessie probablemente iba a desvastarlo pero sería mejor que dejarlo permanecer ahí siendo destruido lentamente por el frío corazón de ella.
Finalmente decidido, se apresuró y salió de casa. Todo por Leon, porque quería ayudarlo a ser feliz y si podía ser posible, ser el motivo de aquella felicidad. Estaba nervioso innegablemente, pero su determinación de una manera extraña ésta vez es más grande y con su temblorosa mano tocó la puerta, esperando a que fuera abierta y rogando porque quién le abriera no fuera el padre de los hermanos.
Los segundos comenzaron a tornarse eternos y pasaban aún sin respuesta, la impaciencia cada vez estaba más presente en el ojeroso.
¿Será que no están? ... O simplemente Bo lo vió y decidió que no le abrieran, suspiró con decepción.
—¿Sandy? —una voz conocida inmediatamente le devolvió toda esperanza, mirando ahí a Nita.
—Hey. ¿Está Leo?
La ojicafé sonrió pícaramente pero también victoriosa(?, ademán notorio para el pelimorado.
—¡Sí! Pasa. Papá ya se durmió así que no te preocupes por él.—le dijo Nita casi como si hubiera leído sus pensamientos, Sandy sólo asintió y pasó al hogar ajeno.
