2017, Pskov Rusia.
Hades Santoro
Bebo de mi vaso de Whisky mientras que vigilaba el entorno del bar, era pasada de la medianoche y la mayoría de los hombres presentes estaban borrachos y hablaban sobre dinero.
—Esto es una mierda—bufa Luca a mi lado
—No puedes beber—le dice Alessio seriamente
—Tengo dieciocho años—sonrie Luca—ademas, no puedes reclamarme por el alcohol ya que tanto tú cómo Hades y Flavio empezaron a beber a los quince años.
Alessio me da una mirada y simplemente niego. No tenía la paciencia para soportar una discusión entre mis dos hermanos.
—¿Y por qué estamos aquí?—pregunta Flavio—es territorio enemigo
—Unos cuántos temas nada más, en unas horas partiremos a Positano—respondo
Flavio pide una nueva ronda de Whisky y la campana de la puerta suena sobre el ruido de los borrachos anunciando la llegada de un nuevo cliente. Mi mirada recae en la entrada y frunzo el ceño al ver una chica rubia entrando al bar.
Camina entre la gente acercándose a la barra y se sienta en un taburete bastante nerviosa. Pide algo al hombre del bar y este le sirve un vaso con hielo y algún líquido.
—¿Que hace una chica en este bar?—pregunta Alessio
—Esta claro que nunca ha estado en uno—murmura Luca—. Tiembla del miedo
La chica bebe de su vaso y juguetea con una de las servilletas a su alcance. El chico del bar y ella empiezan a entablar una conversación hasta que se ve interrumpida por un nuevo pedido.
Al minuto la chica se coloca de pie y camina hacia un pasillo. Le hago una seña a Flavio para que vaya tras ella.
—¿Que planeas?—inquiere Alessio mientras que Flavio iba tras la rubia.
—Nada por ahora—bebo de mi trago
—Es rusa esa chica, el enemigo—me recuerda Alessio
—Se parece a Irina Petrova—habla Luca llamando nuestra atención
—¿La esposa de Alek?—pregunta Alessio
—Si—asiente Luca—es muy idéntica a ella. Posiblemente sea su hija.
—Pues si así es, tendremos una ventaja para esta guerra—relamo mis labios
—Van a matarnos por esto—susurra Alessio—. Pero, ¿Que hace la hija de Alek en un bar a medianoche?
—¿Tomar un trago?—sugiere Luca
—Sabemos que esa chica jamás probaría el alcohol—asegura Alessio
—Quizas busca alguien a quien follarse
—Ella sabe lo que le harán si hace eso, además he oído que está comprometida o al menos eso dicen—comento
—¿Quien será su prometido?—pregunta Alessio
—Ni puta idea solo se que es importante en la mafia—bebo mi trago
Veo de lejos como Flavio y la rubia entablan una pequeña conversación. La chica estaba dispuesta a irse pero Flavio lo evito invitandola a un trago.
Piden en la barra mientras que hablaban entre ellos. Le sirven un jugo a la rubia mientras que a Flavio le repiten el vaso. Pasa alrededor de una media hora en que la rubia y Flavio están hablando.
En un lapso ambos se ponen de pie y salen del local. Hago una seña a mis hermanos para ir tras ellos y Alessio deja unos billetes sobre la mesa.
Abandonamos el local y vemos a la rubia dándonos la espalda frente el auto de Flavio. Parecía dudosa de aceptar la oferta de Flavio.
—¿Que harás?—susurra Luca a mi lado
—Dame el pañuelo—ordeno
Me entrega un pañuelo luego de esparcir el gamma-hidroxibutirato en la tela. Nos acercamos lentamente y cubro la boca y nariz de la chica con el paño. Mi brazo rodea su cintura impiendo que se mueva lo suficiente para escapar.
Se retuerce bajo mi agarre y Flavio solo abre las puertas del auto.
—Tranquila principessa, todo estará bien—susurro
Su cuerpo se vuelve pesado y la subimos al auto en la parte trasera. Luca junto Alessio se suben al siguiente auto mientras que con Flavio nos subíamos en el suyo.
—Es hora de volver a Positano—le digo a mi hermano
—Un día van a matarte—suspira
•••••••
Horas después aterrizamos en Positano, rápidamente nos trasladamos hacia la mansión y me encargo de trasladar a la rusa hacia una habitación disponible.
La dejamos en la cama y analizó sus facciones.
Cabello rubio largo y lacio, unos labios rosados y algo carnosos, nariz y cejas perfiladas, unas mejillas sonrojadas y piel pálida. Delgada y baja estatura. Su rostro transmitía tranquilidad e inocencia.
Abandono la habitación dejándola sola y con el seguro puesto. Bajo a el primer piso de la mansión. Aún quedaba una hora para que amaneciera.
—Asegurense que no escape, volveré en un rato—anuncio
Abandono la mansión y me dirijo hacia uno de los clubes de la ciudad que estaba bajo nuestro poder.
Rápidamente pedí un vaso y me bebi el trago que me sirvieron. Karina llega a mi lado y me sonríe de lado.
—No te esperaba está noche—me comenta y acaricia mi brazo
—Vamos—le ordenó
Caminamos a una de las habitaciones y nos encerramos ahí. Agarro su cuello estampandole un beso que fue correspondido rápidamente. Sus manos quitaron mi chaqueta y empezaron a desabotonar la camisa.
—No me gusta está vida—se separa mientras que acariciaba mi pecho
—Tu la elegiste—la volteo haciendo que me dé la espalda
—Me gustaría más salir de aquí y ser respetada—murmura mientras restregaba su culo contra mi pelvis—. ¿No has pensado en lo bien que me veré a tu lado siendo tu mujer?
—No
—Sabes que seré mejor como tú mujer antes que una puta
Simplemente no respondo y la apoyo contra la cama. Me saco la polla de los pantalones y remuevo sus bragas para empezar a follarmela. Sus gemidos rápidamente llenaron la habitación mientras que la embestía rápidamente.
Cambiamos la posición quedando ella sentada frente a mi y acaricia mi polla con una sonrisa.
—Podrias tener esto cada día y noche sin siquiera moverte de casa—sonrie
—Escucha bien Karina—agarro su mandíbula—. No vine aqui a oír como quieres ser mi esposa, comprende que no me interesa desposarte a ti y a nadie más, así que no trates de convencerme. Así que sigue tu trabajo o me largo.
Karina solo acaricia mis hombros.
—Vamos piénsalo...
—Me largo—acomodo mi ropa
Karina solo bufa y abandono la habitación. Salgo del local y me subo al auto para volver a la mansión.
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Los Santoro's
Teen FictionLa familia Santoro es una de las familias más importantes en la rama Italiana de la mafia. Liderando un imperio de años en los cuales han dejado sangre, sudor y sobretodo poder. Los Santoro son famosos por su fama de mujeriego, hombres sin ninguna...