5 - Viaje.

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Le señalo el teléfono a Gabriel, y el me da el asentimiento. Me levanto de mi lugar y doy unos pasos lejos para que no me escuche al hablar con ella. Contesto.

-¡Dandelion!. -grita emocionada Kate, lo cual casi me deja sorda.

-Kate, me vas a dejar sorda.

-Si sí, oye, ¿Ya sabes cuanto tiempo estarás en el cuatro?. -pregunta. Me alejo unos pasos más, para que en definitiva no me escuche Gabriel.

-Espera. Eso no importa ahorita. Se me acaba de declarar Gabriel y aún no respondo nada. Katerine, necesito que vengas a su casa y me saques de aquí, por favor.

-¡DANDELION!. -grita aún mas emocionada Kate- ¿En serio, en este momento lo acaba de hacer, estas en su casa? ¿Te invitó? Oh, cielos ¿Aceptaste? 

-¡Si, Kate, si! -digo todavía en un tono en el que el no me escuche- ¿Vas a venir o me vas a dejar sola?

-¿Que? ¡Jamás te dejaré sola aunque lo quieras!. -responde en su tono ofendido.

-Pues ven. Rá-pi-do. -en cuanto termino de decirlo escucho el sonido de que ella ya colgó y viene para acá. De nuevo, las que les debo a esta chica. Pero veo lo siguiente: Tengo que volver a sentarme y entre lo que tarda Kate en venir no voy a poder evitar esa plática tan incomoda que tenía. ¿Que hago para ganar tiempo? ¿Finjo que sigo en la llamada? No. Mamá. Claro. Tecleo su número y a el segundo timbrazo contesta.

-¿Mamá?.

-Amor, ¿que pasa?. -responde.

-Nada. Solo te aviso que todavía estoy con Gabriel y que Kate en unos momentos vendrá por mi. Por si me quieres buscar, estaré en su casa.

-Está bien, hija. Te veré allá.

-Te amo. -le digo.

-Te amo. -me dice igual. Y cuelga.

Ay no, no me he tardado lo suficiente. "Hago unas cosas" en el celular. Y ya que perdí un tiempo considerable, me acerco a la mesa.

-Era Kate. -le explico- Vendrá por mi acá, ya sabes, me necesita.

-¿Te necesita?. -pregunta confundido.

-Cosas de chicas. -miento. Va a decir una cosa más cuando se escucha la puerta. Nos acercamos a la puerta y al abrir nos encontramos con una agitada Kate, seguro habrá venido corriendo.

-Katerine. -le saluda Gabriel amablemente.

-Gabriel. -saluda de la misma forma, tratando de recuperar el aliento.

-Tenemos que irnos, Kate. Que se nos hace tarde. -digo. Ella rápidamente toma el hilo de la mentira.

-Claro, claro. Corre que es urgente. -dice.

-Bueno, ya me voy, Gabriel. Gracias por invitarme. -me despido.

-Gracias a ti. -responde. Empiezo a caminar al lado de mi amiga y escuchamos que cierra la puerta. Avanzamos unos cuantos metros más y ya que estamos lo suficientemente lejos, la abrazo.

-¡Eres la mejor persona del mundo, Katerine Abernathy Trinket!. -le digo, aplastándola contra mi.

-Si, bueno, genial. Lo soy, lo soy. Pero, ¿que gané?. -responde.

-¿Como que qué ganaste?. -pregunto, separándome de ella.

-Ajá. ¿Que gané? Dandelion, te acabo de salvar de un hombre ¿que gané?

-Un golpe si no te callas. -respondo.

Me lanza una mirada asesina. 

-Bueno, está bien. Seré tu juguete el tiempo que quieras cuando regrese. 

Su mirada cambia de seria a una de incalculable felicidad.

-¡Si! ¡Excelente! No pensé ni siquiera que propondrías eso. -dice, dando saltitos de alegría.

-Ya cállate. -digo, riendo.

Seguimos caminando sin decir nada, ella seguramente planeando que tanto me hará ya que regrese.

-Hablando de eso -dice derrepente-, ¿cuanto tiempo estarás en el cuatro?

-Un mes. -respondo.

En su rostro se le dibuja una enorme sonrisa.

-Tienes suerte, Mellark. Tendrás tiempo suficiente para enamorarlo. 

-Eso espero..

-Lo harás, linda. -me dice en tono firme antes de tocar la puerta.

Effie y Haymitch me recibieron con mucho entusiasmo y Effie me preparó la comida me había prometido. Cenamos, y platicamos un buen rato antes de que mi madre llegara, y después, nos fuéramos a nuestra casa, cayendo rendida en la cama. 


-Mucha suerte, guapa. Te veo en un mes. Tu puedes con todo. -se despide de mi Kate mientras escucho como llega el tren a la estación.

-Te extrañaré, amiga. -le digo y se me escapa una lágrima. Ella la limpia con su pulgar y me sonríe. Subo al tren y comienza a avanzar. Miro como Kate va quedando mas lejos, hasta salir de mi campo de vista.


Después de un viaje de casi un día y medio, ahora estoy frente a la puerta, esperando junto a mis padres y mi hermano el aviso de bajar. Cuando lo dan, piso el Distrito cuatro y me encuentro con esos ojos color mar.

Enamorada del hijo de Finnick Odair.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora