Enamorada del hijo de Finnick Odair.

18 - Despedida.

En diez minutos llegará el tren, según por lo que leo en un letrero. Mis días en el 4 ya han terminado. Me despido de mi abuela, de Finnick, de Annie y me dejo a Finn para el último. Cuando me separo de Annie, Finn instantáneamente corre a mis brazos, asi como yo a los de el. Nos unimos en un muy fuerte abrazo y las lágrimas ahora son inevitables. Acaricia mi cabello, mientras yo escondo mi cara en su cuello, y al ganarme la tentación, le dejo un beso en el cuello. El se estremece, pero al momento el hace lo mismo, dejándome la misma reacción.

-Te voy a extrañar, amor mío. -me susurra.

-Yo también. No quiero alejarme de ti.

-Te amo. -dice de una manera en la que solo yo escuche.

-Te amo. -le digo igual.

El toma mis rostro entre sus manos y me observa fijamente, es inevitable el perderme en sus profundos ojos.

-Repitelo. -me dice como si no fuera real.

-Te amo. -repito.

Hacemos desaparecer el espacio que nos separa y juntamos nuestros labios en un beso sincero, dulce y agrio a la vez, porque sabemos que será el último en un tiempo. Disfrutamos de cada sensación hasta que escuchamos el tren. Nos separamos y ahora cada quien toma entre sus manos el rostro del otro. Puedo ver unas cuantas lágrimas en las mejillas de Finn, y no dudo que yo esté igual o peor.

-Te volveré a ver. -me dice.

-Vamos, Dand. -escucho a mi hermano.

-Te veo pronto. -le digo mientras me obligo a separarme de el. Pronto siento la mano de Connor en mi hombro.

-Vamonos ya, se va el tren. -me avisa.

-Te amo. -me dice Finn.

Subo al tren y segundos antes de que cierren las puertas le digo una última cosa.

-Te amo.

Y comienza a avanzar el tren.

Ya han pasado diez minutos y yo a duras penas me dirijo a mi camarote. En cuanto llego, me ducho y me pongo un short de mezclilla en conjunto con una blusa ligera color rosa, y así salgo al comedor del tren, en donde encuentro a mi padre, mi madre y Connor comenzando a cenar. Me ven y me reciben con una sonrisa, la cual les devuelvo.

-Ven. -me dice Connor dándole palmaditas al lugar a su lado. Me siento donde me indico para que luego una mesera me trajera lo mismo que a los demás: Chocolate caliente y pan. Mis padres entablan una conversación entre ellos y Connor lo hace conmigo, solo que el habla bajito.

-Casi perdemos el tren por tu culpa. -dice con una risita.

Hago una casi inexistente sonrisa.

-Montaron la escena mas romántica que haya visto jamás en una estación de trenes.

Esta vez si que me hizo reír.

-Cállate. -le digo, empujando levemente su hombro, todavía con una risita.

-¿Que? Es verdad. Parecía que era la última vez que se veían en su vida. Tranquila, hermana, lo verás muy pronto.

Asiento.

-¿Y como estaba mi padre?. -susurro solo para el.

-Celoso, eso es verdad. Pero no como siempre, creo que ya lo está aceptando. -susurra igual.

Sonrío.

-Se veían muy lindos hoy tu y Finn. -me dice mi madre. Ya siento mis mejillas calientes. Veo la reacción de mi padre, no habla, pero tampoco reacciona mal.

-Gracias. -digo, apenada.

-Me recuerda a una Katniss huyendo al cuatro después de la boda de Gale, perseguida por un Peeta muy insistente. -dice mi madre dirigiéndose a mi padre. El sonríe mirando al techo, recordando lo que le dijo ella, para luego darle un pequeño beso en los labios. Connor y yo nos sonreímos a tal escena entre nuestros padres.

Mas al rato, terminamos y nos fuimos a dormir.

Frente a la puerta, acompañada de mi madre, mi padre y mi hermano, espero la indicación de bajar del tren. La dan, y aquí estoy, después de un mes, en el 12. A la primera persona que veo es a Kate llevando un ramo de prímulas entre sus manos, nos miramos y corremos ambas a los brazos de la otra. Nos damos un abrazo acompañado de un fuerte encontrón, pero aún así nos apretamos cada vez más. Puedo escuchar los sollozos de Kate, de la sentimental Kate. Y por fin, estoy de nuevo en mi hogar, en los brazos de mi mejor amiga.