CAPITULO TREINTA Y CUATRO

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Arturo observó a su hermano, vio cómo tenía el rostro desencajado, se podía percibir su preocupación, su miedo, pero sobre todo su dolor, las lágrimas rodaron por su mejilla, la noticia que le habían dado le dolió en el alma, con frustración, pero sobre todo con dolor, aventó su puño contra la pared, dando un fuerte grito.

Arturo – ey tranquilo –colocó su mano en el hombro de su hermano–

Flavio – lo perdió –comentó con dolor, con tristeza, con rabia– fue mi culpa –no pudo más y se quebró, su hermano negó ante sus palabras y lo rodeo en un abrazo, él lloró con dolor, pero sobre todo sentía culpa–

Arturo – no fue tu culpa –comentó seguro de lo que estaba diciendo– la decisión era de Leonora, no tuya Flavio

Flavio – si yo hubiera estado a su lado, ella no...

Arturo – cómo quiera lo hubiera hecho, Leonora es una mujer egoísta que solo piensa en ella

Flavio – era mi hijo –las lágrimas escurrían por su mejilla– yo lo amaba

Arturo – entiendo el dolor que estás sintiendo, pero quiero que no te culpes, ella tenía todo lo necesario para formar una familia a tu lado y no lo quiso, debes de darte cuenta ella no quiere una familia, ella no quiere lo mismo que tú hermano –se abrazó a el sintiendo el dolor de su hermano–

Flavio – tengo que estar a su lado –Arturo negó– ella...

Arturo – escúchame bien, Flavio, esa mujer no te ama, y estoy seguro de que tú tampoco, no pierdas lo más por lo menos

Flavio – no entiendo a que te refieres

Arturo – aquí esta la mujer que amas y tu hija, ya te has perdido mucho de esa niña, para que te sigas perdiendo más cosas

Flavio – con Irina no sé qué vaya a pasar, aún me siento molesto porque me alejo de mi hija y...

Arturo – entonces por esa molestia piensas volverte alejar de la pequeña, no seas tonto Flavio, Leonora no te necesita si lo hiciera, te hubiera hablado antes de tomar la decisión no ahora que ya no puedes hacer nada



Ignacio observaba a Andrea completamente sorprendido, el nombre y apellido que había dicho Andrea lo llevaba años atrás, recordó claramente a la mujer que más amo en su vida, esa mujer que puso en jaque el matrimonio con Cayetana, pero también recordó con dolor como ella lo alejó, su rostro reflejo dolor, el mismo dolor que sintió años atrás cuando Soledad se había marchado, Irina pude percibir como su padre se colocaba una mano en el pecho e inmediatamente se acercó a él.

Irina – ¡papá! –gritó desesperada cuando vio como su padre se tambaleaba–

Andrea – señor Ignacio –ayudo a Irina para que este se sentara e inmediatamente le pasó un vaso con agua– tome esto –Ignacio la observó con dolor, sentía una punzada en el pecho–

Ignacio – estoy bien –comentó después de beber un sorbo de agua– ¿Dónde esta tu madre? –Irina frunció el ceño sin entender el interés de su padre por Soledad–

Andrea – ella falleció –bajó la mirada recordarla le dolía–

Ignacio – yo lo siento –comentó con dolor, sintió como un enorme nudo en la garganta se le formaba, se levantó del asiento y aflojo su corbata, necesitaba estar solo– yo tengo algo importante que hacer

Irina – pero papá, te acabas de sentir mal –se acercó a él preocupada–

Ignacio – ey estoy bien –acarició con ternura el rostro de su hija– te amo –dejó un beso en la frente de Irina para luego salir–

Estafa de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora