CAPITULO TREINTA Y SIETE

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CAPITULO TREINTA Y SIETE


La morena observó a Irina confundida, no entendía porque decía algo así, ¿por qué ella tendría más derecho de estar ahí que Samuel que era su hijo y Cayetana que era su esposa?, Cayetana observó a su hija sorprendida por lo que acababa de decir, pero la sorpresa en el rostro de ella no era la misma que la que tenia su hijo.

Samuel – no entiendo –su hermano lo observó con dolor– ¿Qué pasa?

Irina – Andrea es...

Cayetana – ¡no! –gritó fuera de sí, ese grito hizo dar un paso atrás a Andrea–

Samuel – te puedes controlar –observó a su madre molesto– te recuerdo que estamos en un hospital –observó a su hermana viendo en su rostro dolor, pero también confusión, se acercó a ella e Irina rompió en llanto sin poder hablar– ey chiquita, papá esta bien

Irina – nada esta bien Samu –se separó lentamente del abrazo–

Cayetana – Irina está muy alterada lo mejor es que se tranquilice –Intentó acercarse a ella, pero la rubia no lo permitió–

Irina – no me toques –la observó decepcionada– siempre fuiste una madre difícil, pensé que esa era tu forma para demostrarnos tu amor, juré que lo hacías por nosotros –de nuevo las lágrimas le salían sin cesar–

Cayetana – siempre todo lo que hice fue porque los amo –Irina negó– este momento es complicado, déjame explicarte todo –Cayetana veía a su hija afligida, tenia miedo de perderla, de perder todo lo que tenía–

Irina – explicarme ¿qué? No Cayetana –su madre sollozó al escucharla nombrarla así–

Cayetana – soy tu madre, no hagas eso

Irina – he vivido toda mi vida engañada –de nuevo su madre negaba– creyendo que ustedes eran un ejemplo de amor y eso no es así

Samuel – Irina por dios –tomó sus manos– debes calmarte estamos en un hospital

Irina – ¡nos mintieron Samuel! –lo miró con dolor– Andrea es mi ¡hermana! –el rostro de su hermano cambio completamente–

Andrea sintió que todo el piso se movía, sentía que las piernas no le respondían, se recargó asustada en la pared, las palabras de su madre tomaban sentido, sintió que el estomago se le cerraba, unas enormes ganas de vomitar se instalaron en su cuerpo, Samuel pudo percibir todo lo que la morena sentía en ese momento, se acercó a ella para ayudarla, pero está lo miró con pánico.

Andrea – no me toques –pudo decir con miedo–

Samuel – no soy hijo de Ignacio –tanto Irina y Andrea fruncieron el ceño Irina –

Irina – ¡qué! –estaba realmente sorprendida– tú... –titubeo ante lo que iba a decir y Samuel se dio cuenta de la decepción que sentía al saberlo– ¿lo sabías? –el asintió– pensé que entre nosotros no había secretos –comentó con dolor– pero me doy cuenta de que no es así

Samuel – enana, era algo que no tenia importancia, no al menos para mí

Irina – viví en una familia donde no confiaban en mi

Cayetana – por dios Irina ¿cómo puedes decir eso?

Irina – no te imaginas Cayetana –su madre suspiró con dolor al escuchar su nombre salir de los labios de su hija– cuanto daño han hecho tus mentiras –Andrea observaba a Irina entendiéndola–

Cayetana – mi amor no es el momento –era impresionante el amor con el que ese momento le hablaba a su hija– ahora lo único importante es que tú padre esté bien –observó a todos a su alrededor–

Estafa de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora